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Poco antes de las 13:00 horas los familiares de las víctimas y vecinos del multifamiliar Tlalpan se formaron sobre la calzada del mismo nombre. Vestidos de blanco, con coronas florales y las fotos de sus seres queridos caminaron al lugar que marcó un final y un nuevo inicio: el espacio donde estaba el edificio 1-C, derrumbado por el sismo del 19 de septiembre, que cobró la vida de nueve personas y donde 18 volvieron a nacer al ser rescatados de los escombros.
Él como cientos de personas que se dieron cita a la conmemoración a un mes del sismo continuaron la procesión. Por delante avanzaron los rescatistas, los héroes de esta comunidad de 500 familias. Son mujeres y hombres que acudieron a brindar ayuda como civiles y que ayer regresaron entre aplausos.
Al llegar a lo que quedó del 1-C varios vecinos lloraron. En el tapial que rodea al predio se elaboró un memorial con las fotos y nombres de las nueve personas fallecidas y ahí depositaron las ofrendas florales. Se guardó un minuto de silencio, la gente levantó al mismo tiempo el puño derecho mientras un trompetista de la banda de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina entonaba el toque marcial acorde al momento.
“Lo más complicado es cuando se trata de la vida de los pequeños, lo mejor es recordarlos como eran, como almas buenas que por una razón las llamaron”, expresa el vecino Christian Daza, quien se solidarizó al cargar una foto de la pequeña Ximena Lora de 6 años.
