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Las agresiones sexuales más recurrentes al interior del Metro en 2017 —los datos más actuales— fueron: tocamientos, toma de fotografía y video sin consentimiento; además de muestra y fricción de genitales, y majaderías sexuales, de acuerdo con la investigación del Instituto Belisario Domínguez, del Senado, Atención y prevención del acoso en el Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Sólo en 32% de los casos de acoso sexual en el Metro se abrió una carpeta de investigación, 2% denunció ante un juzgado, 2% interpuso una queja y 64% desistió de la denuncia, dice el documento que recoge cifras del Sistema de Transporte Colectivo (STC).
Los días que más agresiones se registraron fueron martes y viernes; en cuanto al horario, de 17:00 a 20:59 horas fue el que tuvo el índice más alto.
Las líneas del Metro con mayor número de carpetas de investigación abiertas fueron la 3, 9 y 8, según datos del STC.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la autora de la investigación, Andrea Reyes, consideró que no sólo hay que cuidar la seguridad en el andén, pues ella notó que hay ataques en las escaleras.
La también socióloga narró: “Ocupar ese transporte es un acto de valentía, cada que salgo siento un estremecimiento de pensar que quizá no vuelva a mi casa”. Añadió que nada justifica que se coarte la libertad de transitar en un espacio libre de violencia.
El doctor Itzkuauhtli Zamora Saenz, del Instituto Belisario Domínguez, comentó “la segregación de los vagones debería ser temporal, no es una solución que nos permita avanzar en una cultura cívica en donde el respeto a la mujer en el transporte colectivo sea una pauta y una norma”.