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“¡Para este Día de las Madres lo único que pido es que no manden saludar mucho a la mía!”, dice Celia Pérez, taquillera del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Entre bromas, Celia asegura que entiende porque la gente las ataca, pues son la cara del Metro y algunas personas llegan muy estresadas; pero esta situación no le afecta y hace su trabajo como todos los días, saludando a los usuarios.
“Yo digo que es mala fama contra nosotras, al usuario uno los entiende, vienen de la calle, con prisa y descargan todo. Hasta ahorita no me ha tocado engancharme con los usuarios”, explica.
El intenso calor que se siente dentro de las cabinas y el poco tiempo que pueden estar en el baño, son algunas de las dificultades a las que se ha enfrentado, pues incluso, los usuarios se molestan al desocupar por algunos minutos su estación.
“Es un poco pesado ir al baño. Si una va al baño, cuando regresas ya hay fila y siempre te mandan saludos a tu mamá. Una vez, durante un cambio de turno, me volteo para recibir la tabla y un usuario me reclamó y me pidió que me saliera, me dijo que era una tal por cual, la verdad yo no me engancho, pero sí es feo”, comenta la trabajadora.
Refiere que tiene que organizarse para evitar llevar el estrés que vive en su hogar y viceversa, pues asegura que es necesario tener un estado de ánimo de tranquilidad.
Su horario es de 11:35 a 18:45 horas, menciona que pese a que es un horario flexible, fue difícil cuando sus hijos estudiaban, pues ella los llevaba a la escuela, pero se quedaba con el pendiente de quién los iba a recoger, “yo conté mucho con el apoyo de mi mamá”.
Este 10 de mayo, recuerda que sus festejos del Día de la Madre se fueron modificando de acuerdo a su trabajo y pocas veces asistió a los festivales de sus hijos.
La mayoría de las veces los veía en fotos, ahora ya no busca pedir ese día, pues prefiere que las compañeras que tienen hijos pequeños lo disfruten y ella, junto con otras compañeras, festejan con una comida que organiza el sindicato.