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Niños y adultos de escasos recursos disfrutaron de una cena de Navidad a un costado de el Monumento a la Revolución. La explanada fue decorada sólo para ellos. En medio de la oscuridad, alumbraba sus mesas un árbol de Navidad de esferas rojas y luces blancas, con fotos y velas blancas.
Fundación Caritas y todos los donadores les organizaron una fiesta donde los regalos abundaron: cobijas, dulces, muñecas, piñatas, juguetes.
Las mesas para el banquete fueron acomodadas de tal forma que los 250 beneficiarios quedaran juntos.
De vez en cuando, alrededor de las 7:00 de la noche, una payasita tomaba el micrófono para animar a los niños que estaba sentados muy cerca de ella. Todos aplaudían mientras esperaban su cena.
“El corazón se agita. La garganta me tiembla de la emoción que siento. Ustedes, los niños de escasos recursos, son los principales invitados”, dice Cesar García, el organizador, antes de pedirle a un sacerdote que dé la bendición para tomar los sagrados alimentos.
También agradeció a los donadores del evento, entre ellos el Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, quien apoyó a la fundación para que se llevará a cabo el pequeño banquete.
Y al doctor Hegel Ortiz Miranda por hacer posible la cena.
De repente, el olor a pavo llegó a las mesas. Las charolas blancas repletas de espagueti, pan, pollo y ensalada de manzana. Los niños echaron porras a los padrinos del evento y comieron mientras esperaban sus regalos.
Después les repartieron piezas de pastel, que devoraron al momento.
A las ocho, todos los niños fueron llamados para reunirse alrededor del árbol. “Lo que más nos gusta es la convivencia, y que se acuerdan de qué también existimos nosotros”, dijo Alma, quien estaba a cargo de 12 niños, sus hijos y vecinos de República de Cuba.
A todos les repartieron cobijas y dulces, porque “hay que regresarle a la vida un poco de lo que nos ha dado”, externaron.