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Javier, un trabajador encargado de la manutención del edificio París , ubicado en la calle de Cinco de Mayo en el Centro Histórico , pasa más de tres horas limpiando las pintas que los “anarquistas”, hacen cada marcha.
Con las manos blancas por el solvente, dijo que no se vale que sus derechos estén por encima de los nuestros”, ya que ellos son los que tienen que reparar lo que destruyen, y réplica: “parece que trabajamos para ellos”.
El uso del thinner le deja las manos quemadas, luego de tantas pasadas que tienen que hacer, para quitar el aerosol de la cantera del edificio París.
“Cada marcha es lo mismo, es una bronquísima. Es mi trabajo y lo tengo que hacer. Te quema las manos y estar oliendo los solventes, si te pega, cómo no. Al final tienen derecho, pero que no abusen, cada vez están más pesados. Y nadie les dice nada”, expresó.
Javier acusó de robo y saqueo lo que manifestantes encapuchados hicieron en la tienda Adidas, metros adelante de donde él trataba de “sacar” las pintas realizadas.
Foto: Adriana Hernández/ EL UNIVERSAL
Estos son los trabajos que se tienen que hacer cada marcha, cada que encapuchados arremeten con actos vandálicos como forma de protesta. Ayer cuando terminaron su movilización, trabajadores de limpieza del gobierno capitalino comenzaron a limpiar lo que habían realizado.
Las primeras horas del martes, los trabajos continuaban en algunas zonas de la calle Cinco de Mayo, en donde se registró el punto más álgido de la marcha por el abuso policial y la agresión a Melanie.
De acuerdo con reportes de la policía capitalina realizada por los efectivos apostados en dicha calle, de 7 a 10 de la mañana continuaron los trabajos de limpia.
Metros atrás, sobre avenida Juárez, la limpia por parte de los empleados, había concluido; sólo barrían las ramas y hojas, producto de las fuertes lluvias que azotaron la capital la noche del lunes.
La tienda de conveniencia que fue robada sobre la misma vialidad, permanecía cerrada y con trabajadores al interior para comenzar con las reparaciones de los anaqueles, vidrios y el balance de lo hurtado.
Así lució el primer cuadro de la capital luego de la marcha anarquista, en medio de la contingencia sanitaria y los trabajos para dejar el patrimonio lo más limpio, hasta la próxima marcha.
Foto: Adriana Hernández/ EL UNIVERSAL
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