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Deyanira fue encontrada desnuda, con golpes en el rostro, un hilo de sangre en el cuello —señal inequívoca de que fue asfixiada hasta morir—, sobre sus ropas había 500 pesos y en la habitación de un motel de paso en Venustiano Carranza se hallaron latas de cerveza y un sobre con cocaína. De su agresor, a 12 meses de su homicidio, nada se sabe, no hay pistas y todo parece indicar que quedará impune.
A este crimen le siguieron otros 11 casos con características similares; mujeres que entraron a moteles de la Ciudad con un amigo, acompañante o pareja sentimental y horas después fueron encontradas muertas. Los empleados de los inmuebles no proporcionaron información relevante a las autoridades, nadie escucho ni vio nada sospechoso porque los cuerpos son reportados cuando el personal entra a hacer la limpieza.
De los 12 casos, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) tiene catalogados siete casos como feminicidios, en los que se ha establecido como principal sospechoso del crimen a las parejas sentimentales de las víctimas.
De estos siete eventos, tres son los que más han llamado la atención, porque cobraron relevancia a través de las redes sociales cuando sus familiares y seres queridos levantaron la voz; del resto de las víctimas, al ser prostitutas, nadie se preocupa, a nadie interesa y nadie las reclama.
El primero de los llamados casos de alto impacto fue el de Melisa, quien fue encontrada en la habitación 16 del Motel Niza en el Centro Histórico de la Ciudad el pasado 2 de julio, después el de Victoria Salas, a quien después de matarla la colocaron en la tina de baño y la dejaron por horas con el chorro de agua hirviendo de la regadera cayendo sobre ella, lo que lastimó severamente todo su cuerpo.
A este le siguió el de la escort venezolana Génesis en el Motel Platino. La joven de apenas 23 años había salido con un amigo a quien conoció en redes sociales y después de una noche de convivir con él, fue encontrada muerta, golpeada y estrangulada. Las investigaciones en este caso no han avanzado, puesto que las autoridades no tienen idea de quién pueda ser el responsable.
Impunidad
Estos homicidios, a decir de Karen Arriaga, socióloga por el ITAM, se cometen principalmente ante el incremento en la violencia que se presenta en la Ciudad y a la impunidad. Los agresores saben que difícilmente van a ser detenidos, por lo que con suma facilidad agreden a las mujeres que en su mayoría confían en ellos al tener una relación cercana.
En este sentido, el Observatorio Nacional de Feminicidio (ONF) dio a conocer que en octubre pasado el delito mostró un repunte considerable en la Ciudad de México del año 2011 a la fecha, por lo que incluso han solicitado a las autoridades de procuración de justicia implementar la alerta de género en la capital.
La PGJCDMX, por su parte, asegura que la realidad no es tan complicada, por lo que desecha que se necesite implementar una alerta de género.
“Ese precisamente es uno de los problemas, que no se toma en cuenta el motivo de estos homicidios, es decir, la codificación de las mujeres y el machismo son temas culturales muy arraigados en esta sociedad”, lamenta la experta.
“Entonces las autoridades piensan: ‘Era prostituta, era una joven que tenía problemas con el novio, se drogaba, estaba borracha y se fue de fiesta’, o cosas de ese tipo que de manera inmediata en el inconsciente colectivo las hace parecer a ellas como las culpables o corresponsables de cómo terminan, cuando en una sociedad civilizada puede ser de lo más normal que una mujer pueda salir a pasear con su amigo, novio o amante sin que esto le represente que la van a matar así como cualquier cosa”, comenta la socióloga.
La especialista considera que es necesario aplicar la alerta de género aquí, “así como la implementación de otras medidas básicas como la concientización de los niños y jóvenes, y de las propias mujeres para que no se acostumbren desde el noviazgo a vivir en un entorno violento y crean que la violencia sicológica y física es ‘normal’ en su entorno.
“El problema es más complejo de lo que parece; es lamentable que una joven aparezca muerta en un motel de paso, pero es aún más lamentable y triste que no se haga nada al respecto, que no se detengan a los responsables y que no se trabaje en cuestión de prevención, ese es el verdadero problema, porque así como estamos, las muertes van a seguir”, dice.
“Lo primero es detener a los responsables y mandar un mensaje ejemplar: que en esta Ciudad el que atente contra una mujer sea prostituta, amante, novia, esposa o lo que sea será detenido y sentenciado de inmediato para que el agresor la piense dos o tres veces antes de atacar. Lo segundo y urgente es trabajar en las parejas jóvenes”, detalla la entrevistada.
Hoteles extreman seguridad
El ramo más afectado con estos crímenes es el hotelero. La clientela baja y el lugar donde las mujeres son asesinadas se estigmatiza, a pesar de esto aseguran que no pueden hacer nada para evitar los feminicidios, porque la agresión sucede intramuros y dicen desconocer los problemas de pareja e, incluso, los empleados no saben si sus clientes son parejas de tiempo atrás o sólo ocasionales. De cualquier manera, dicen, la mayoría de los inmuebles cuentan cámaras de seguridad que al menos graban los rostros de las parejas que entran a ciertos moteles, también están en constante colaboración de las autoridades a quienes aportan estas imágenes o información de los empleados.
Además, tienen la orden de intervenir inmediatamente cuando escuchen gritos de auxilio o desorden en una habitación, de igual manera mantienen una comunicación constante con la Secretaría de Seguridad Pública y, gracias a esto, se han evitado incidentes violentos, “no es fácil lo que comentas, por principio de cuentas si los clientes saben que hay cámaras se asustan. No todos vienen aquí con sus esposa o parejas que conoce la sociedad, no es más que la verdad.
“El otro problema es que no se les pregunta a las parejas si tienen problemas o no, si la va a matar o no, dentro de las habitaciones lógicamente no tenemos cámaras, así que los encargados están a expensas de escuchar ruidos, gritos o golpes, solamente eso y de inmediato se llama a la policía, más no podemos hacer y no somos culpables de nada, tan es así que siempre quedamos libres de culpa”, cuenta Javier Omaña, empresario hotelero con más de 40 años en el negocio.
El hotelero de origen gallego con tres inmuebles en la delegación Cuauhtémoc explica que en los homicidios de este año los encargados y los dueños de los hoteles nunca son investigados en los crímenes, puesto que la autoridad está consiente de que las habitaciones son solamente el lugar de los hechos, en contraparte, ellos aportan toda la información que se les exige.