Más Información
“No le importó que yo sea su hermana”; víctima narra presunto intento de violación por Cuauhtémoc Blanco
Designan por unanimidad a Edgar Antonio Maldonado como nuevo fiscal de Morelos; estará en el cargo por 9 años
Zar fronterizo de EU no descarta uso del ejército contra cárteles mexicanos; Trump "tiene la capacidad de borrarlos de la faz de la Tierra"
Valentina, víctima de Marianne Gonzaga, se encuentra en estado delicado, asegura abogado; familia pide que caso no quede impune
“Trump es un AMLO a la octava potencia”: Chavo del Toro; Sheinbaum sabrá cómo domarlo, dice el cartonista
Remueven a Uriel Carmona como fiscal de Morelos; es acusado de obstrucción de justicia, encubrimiento por favorecimiento y tortura
david.fuentes@eluniversal.com.mx
Una semana después de permanecer en calidad de desconocida en el Instituto de Ciencias Forenses (Inicifo), el cuerpo de la mujer que fue encontrada amordazada en las inmediaciones del Ajusco, delegación Tlalpan, fue identificada y reclamada por sus familiares; aseguran que vendía quesadillas y sopes, pero se negó a pagar el llamado “derecho de piso”, lo que se presume le costó la vida.
Según la carpeta de investigación del caso, la mujer respondía al nombre de María Graciela, de 45 años, su hijo fue quien la identificó y reclamó el cuerpo.
Los familiares de la víctima dieron a conocer que desde antes que se diera a conocer el hallazgo no habían tenido comunicación con ella; revelaron que pensaron que tenía problemas personales o que incluso se había internado a un hospital por problemas de salud, pero nunca se imaginaron la tragedia, pues explicaron a las autoridades que son “gente de bien” y sin problemas con nadie.
Extrañó también a los familiares que el cuerpo de María Graciela presentara signos de tortura, además del tiro de gracia.
La procuraduría capitalina dio a conocer el 17 de octubre pasado que la mujer fue encontrada en un paraje solitario del kilómetro 35 de la carretera Picacho-Ajusco, su cuerpo estaba amarrado de pies y manos, en posición fetal, con un impacto de bala en la cabeza y envuelta con una sudadera.
Según algunos testimonios, a la vendedora de quesadillas la “levantó” un comando armado en la esquina de su casa, donde tradicionalmente vendía sus productos. Quienes observaron el hecho dieron a conocer que estas personas vestían como policías, por lo que nadie reclamó ni intentó impedir que se la llevaran por la fuerza a la mujer, al creer que se trataba de una detención oficial.
Durante el segundo semestre de este año los hechos delictivos y las ejecuciones se recrudecieron en la zona del Ajusco, donde las autoridades identifican a una célula delictiva procedente de Morelos que ha tomado el control de la venta de drogas y la extorsión en aquel lugar, además de “eliminar” a los distribuidores de narcomenudistas se han dedicado a la ejecución de los halcones.