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Expertos y autoridades del Gobierno capitalino aseguraron que los 16 microsismos que se han registrado en la Ciudad de México no son consecuencia de la explotación del acuífero, ni de la construcción de grandes edificios ni de las obras de la ampliación de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
“[Los sismos] no se deben a la obra de la Línea 12, al incremento de construcciones en el poniente de la Ciudad —que ocurrió en años previos—, tampoco a la extracción de agua del acuífero en esta zona; sino a fallas geológicas que existen en esta franja volcánica”, dijo la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Gerardo Suárez, investigador del Instituto de Geofísica, explicó que estos movimientos son de magnitud relativamente pequeña, comparados con otros que ocurren en el resto de nuestro país a profundidades de dos a tres kilómetros, muy por debajo de la zona en donde se realizan obras civiles o donde se extrae agua, por lo que, tras analizar la situación, no se identificó una correlación con estas actividades.
Pese a que vecinos han solicitado la suspensión de la ampliación de la Línea 12 del Metro, pues temen que sea un factor que ocasione los sismos, Juan Manuel Mayoral Villa, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, comentó que no es conveniente detener esa obra, ya que hay procesos durante la construcción que obligan a colocar “el recubrimiento secundario” en ciertos tramos y que de no hacerlo pueden poner en riesgo la seguridad de la construcción.
“Tenemos que continuar, para que al menos se coloque el recubrimiento secundario en los frentes abiertos”, explicó.
Precisó que de no realizarlo se pueden presentar afectaciones a largo plazo en casas, debido a que la rigidez del secundario impide deformaciones de suelo. Agregó que con la lluvia y con las infiltraciones se perdería resistencia, lo que eventualmente podría presentar fallas locales, que se pudieran propagar a la superficie.