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En frente de la entrada principal del Colegio Enrique Rébsamen ubicado al sur de la Ciudad hay un caminito de flor de cempasúchil que lleva a una ofrenda. Hay velas encendidas, flores naranjas, sándwiches, hamburguesas, bolsas de papas, jugos de sabores en cartones, juguetes, y una libreta donde uno de los profesores escribía una bitácora de lo que les enseñó en clase a sus alumnos.
Los padres de los niños afectados por el sismo del 19 de septiembre se enteraron que los vecinos de la Calzada de las Brujas colocaron desde la noche del martes un altar para los 19 menores que fallecieron.
Freddy Machicao fue uno de los civiles que protegió a los niños y niñas que lograron salir de las instalaciones cuando tembló. Él resguardó en su casa a los pequeños hasta que sus padres llegaron por ellos. Por eso, él y sus vecinos, conmovidos por las pérdidas, se organizaron para hacer este homenaje. Ellos también recuerdan a las víctimas del 19-S. En el zaguán de su unidad habitacional están impresos los nombres de los niños y niñas que murieron.
Desde el martes, algunos visitantes llevan flores y otros recuerdos a la ofrenda, guardan algunos minutos de silencio y a veces lloran. Freddy ha visto a madres llevar a sus hijos sobrevivientes a ver la ofrenda.
“Es muy triste que tu mejor amigo se muera”, dice una niña que con su mamá y su hermana menor visitaron la ofrenda. Por las noches, se prenden veladoras que fueron acomodadas de forma tal que se leyera las iniciales “CER” y un corazón.
Durante el miércoles, decenas de personas vieron la ofrenda que por la lluvia del día anterior había remojado el papel picado. Pero no importó, los vecinos donaron más. Para ese día el plan fue empezar a colocar comida y objetos que hayan usado los seis adultos que también perdieron la vida entre los escombros. Así se celebra este 2 de noviembre a aquellos Fieles Difuntos.
En otro de los puntos, más al norte de la ciudad, están los restos de lo que fue una fábrica de costureras. Justo en la calle Chimalpopoca y Bolívar, en la colonia Obrera, hay papel picado de distintos tamaños colocado sobre las tablas de madera que impiden el paso a los escombros y la acera. En ese lugar, se contabilizaron 22 muertos. Dos días después del temblor en ese lugar finalizaron las labores de rescate.
Esta ofrenda a aquellos muertos también es un llamado a la sociedad, “para que no se olvide que aquí murieron personas”, dice uno de los vecinos que participaron en la colocación del altar.
Después de tres horas de colocar la decoración del Día de Muertos, algunas flores y velas, quince personas permanecieron para leer una carta. No a los fallecidos, sino dirigida al gobierno. Ellos piden, que antes que proponer la construcción de otro edificio, se considere colocar los cimientos de un memorial que recuerde a las víctimas del 19-S.
En el Multifamiliar Tlalpan colocaron una serie de ofrendas frente al edificio 1-C que se colapsó, para recordar a las nueve víctimas del derrumbe de dicha torre en el sismo del 19 de septiembre pasado.
Hace unos días, al cumplirse un mes de la tragedia registrada en la Ciudad de México, las fotos de Carmelita, Viridiana, Fátima, Karla, Susana, Joshua, Julián, Miguel y Ximena fueron pegadas en un tapial que rodea lo que queda del 1-C y ayer en ese mismo sitio se montaron los altares.