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david.fuentes@eluniversal.com.mx
Sobre la calle Tonalá, en la colonia Roma, los robos durante este año han sido una constante. Ramiro, propietario de un negocio de tlayudas y cervezas artesanales, fue víctima de este delito en dos ocasiones, en ambas ha sentido impotencia y coraje, dice que los movimientos de los delincuentes son perfectos, llegan justo en el momento en que no hay patrullas y se llevan todo, desde las cervezas más caras, hasta los teléfonos de los clientes.
Con la misma suerte han corrido restaurantes y cafeterías de las calles Coatepec, Tepeji, Campeche, Jalapa y varias más. Sólo en este año, según estadísticas de la procuraduría capitalina, 17 negocios en todo el corredor Roma-Condesa han sufrido algún tipo de robo, los empresarios de este ramo aseguran que la cifra es más alta; sin embargo, pocos denuncian por temor a perder la clientela y prefieren pagar lo robado a sus consumidores, que acudir a las autoridades a pedir ayuda.
En este sentido, los trabajos de investigación de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) ha podido establecer que tres bandas criminales son las encargadas de robar estos giros. Son células diferentes sin relación entre ellos que han logrado extenderse a las colonias Nápoles, Anzures, Anáhuac, Narvarte, Noche Buena y Del Valle, en todo este corredor los robos con este mismo modus operandi van en incremento y aunque se han detenido a 10 personas, la actividad delictiva continúa.
En este sentido, gracias a la tecnología, los rostros y señas particulares de los asaltantes ya son analizadas por las autoridades, además se tienen por lo menos 10 retratos hablados de éstos sospechosos que han detallado las víctimas y los empleados de los lugares afectados, se buscan a 20 personas, jóvenes motociclistas de entre 25 y 30 años de edad.
Los sospechosos se “camuflajean” como habitantes de la zonas. Antes de atracar hacen rondines, algunos llegan a los lugares a tomar un café, otros sacan a pasear a sus perros, o simplemente se dan vueltas en bicicletas simulando ser ciclistas, para que nadie sospecha de ellos. Una vez analizado el lugar, incluso, las horas en la que patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública no vigilan la zona ‘elegida’ entran a robar.
Los seguimientos que se han hecho de las cámaras de seguridad, ubica a dos de estas bandas en la colonia Doctores. Después de robar, abandonan sus motocicletas en un estacionamiento y de ahí caminan a una vecindad ubicada sobre doctor Liceaga, a unos metros del propio búnker de la procuraduría capitalina donde se esconden y de ahí se dirigen al Eje Central donde tienen locales en los que venden todo lo robado.
Teléfonos celulares, tabletas electrónicas, relojes y joyas, son rematadas en una casa de empeño de la zona centro, el comercio están en miras de la procuraduría capitalina. El resto de los productos robados son vendidos por los mismos delincuentes en internet, con esta modalidad los propietarios han encontrado desde bolsos hasta accesorios que les han quitado mientras comen o toman café en el corredor Roma-Condesa.
El corredor del terror
Una vez que éstas células criminales “dominaron” el corredor Roma-Condesa decidieron extenderse a las colonias vecinas donde incluso, la vigilancia era menor. En la Narvarte, Anáhuac y del Valle por ejemplo, los principales objetivos son las taquerías que dan servicio hasta altas horas de la noche, el método es igual, en menos de un minuto roban las ventas del día y de paso a los comensales.
Así ocurrió en “La Costilla”, “El Tizón”, “Rogelios” y “El , por mencionar algunos, que de marzo a julio han sufrido estos atracos. El saldo es desfavorable. Por ejemplo, en “La Costilla” el año pasado murió un delincuente a manos de un “justiciero”, pese al asombro que causaron las imágenes difundidas del momento, nuevamente aparecieron los criminales.
“Estamos a la expectativa, las patrullas pasan, hacen rondines y firman las hojas de que pasaron a la hora, pero así como nosotros sabemos cada cuanto tiempo tienen que pasar los delincuentes también, de hecho saben que en media hora regresan y en ese momento aprovechan para entrar a robar.
“No hay nada que hacer, prefiero darles mil o 500 pesos de venta a que maten a un empleado o un cliente. Quien esté de encargado sabe que no tiene que oponerse ni nada, dan el dinero y listo, al fin que grabamos todo y luego se los damos a la procuraduría, es todo lo que podemos hacer, estamos indefensos ante ellos”, narra bajo condición de anonimato el propietario de una taquería que fue robada el mes pasado.
El incremento de los robos ha obligado a los restaurantes y cafeterías a cambiar los métodos de manejar efectivo, además cada local invierte entre 20 y 30 mil pesos para tener circuitos cerrados de video vigilancia para documentar todo. Ahora por ejemplo; sólo dejan un máximo de 500 pesos en la caja; además los empleados tienen prohibido tener joyas o celulares en horas laborales para que no sea “tentativo” para los delincuentes.
“Ya no guardamos el dinero en la caja fuerte, los pagos de nómina se hacen en automático, ya no tenemos efectivo en el negocio. A los clientes no les podemos decir que no traigan bolsas o celulares. Estamos a expensas de ellos, esperando que día nos toca”, comentó Roberto Pimentel, taquero de la Narvarte.
Otra problemática que enfrentan estos giros es la “mala fama” que se crea cuando un negocio es robado. Afirman los propietarios que una vez que una fechoría sucede en un lugar pierde prestigio y el cliente no regresa por temor a ser robado, por esto, no denuncian y piden a los afectados callar a cambio de reponerles en efectivo todo lo perdido, aseguran que de esta manera nadie se entera de lo que sucede y los comensales siguen llegando.
“En todo este corredor de Narvarte-Anáhuac los robos siguen pero no se denuncia, no nos conviene. Tres lugares en la zona fueron robados en el último mes y no se supo nada, no avisaron nada a la procuraduría, se que pagaron como 50 mil pesos entre celulares y todo lo que se llevaron, a nadie le conviene perder clientes”, comenta el gerente de una cafetería recién robada en la colonia Narvarte.
Se alertan entre ellos
La manera más efectiva que han encontrado los restauranteros de protegerse de los delincuentes es por WhatsApp, a través de ésta aplicación se alertan de posibles sospechosos que detectan en las cámaras de vigilancia, gracias a esto tienen detectado el perfil, incluso se pasan los rostros de los agresores, quienes regresan a la zona a buscar otros locales.
Gracias a esto se alertan de la actividad de quienes presumen que podrían robar, se corren las imágenes entre los restauranteros y se pide que estén “alerta”. Además, solicitan reforzar la presencia de los policías para sentirse más protegidos y sobre todo, prevenir un posible robo en potencia.
“Nos hemos protegido más, se previenen robos porque en cuanto llega la alerta y la foto, los empleados ya saben qué hacer y se ponen las pilas, es lo único y esperar a que no aparezca un justiciero y mate al ladrón porque con eso, todo se viene abajo”, continúa.
En una reunión que sostuvo el secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida, con representantes de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), informó que durante 2017 se han detenido a más de 794 personas, desarticulado 53 bandas y 101 células, por robar negocios del sector restaurantero.