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Jesús de Nazaret entró a la delegación Iztapalapa con cientos de nazarenos vestidos con túnicas moradas, lo recibieron y fueron ellos, junto con miles de visitantes, quienes presenciaron los milagros que el hijo de Dios realizó por las calles de la demarcación.
Antes de comenzar la procesión en el Santuario del Señor del Santo Sepulcro (Señor de la Cuevita), residentes de Iztapalapa y de otros lugares de la Ciudad de México, así como de otros estados de la República, incluso extranjeros; escucharon en silencio y atentamente a una mujer que subió al altar para narrar brevemente la historia de Jesucristo; su vida y su muerte.
Jesús, acompañado de su madre, la Virgen María y sus 12 apóstoles, en medio del ruido de las trompetas iniciaron su recorrido por la calle Ermita. Fueron 600 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y voluntarios de Protección Civil los que resguardaron a los asistentes.
El calor del sol que elevó la tempetatura de las calles de la delegación no importó para que miles de nazarenos descalzos siguieran los pasos del salvador.
Algunas niñas y adolescentes personificaron a las vírgenes de Iztapalapa; lucieron atuendos coloridos y coronas de flores. Revelaron que cumplían una promesa o manda que habían hecho al Señor de la Cuevita, por los milagros cumplidos.
“¿Se cree que es Dios?, ¡es una blasfemia!”, le reprochaban a Jesús cuando perdonó los pecados de un joven que iba a morir por beber agua contaminada.
“¡Es un milagro! ¡es un milagro!”, gritaron los apóstoles y nazarenos que acompañaron al salvador de Nazaret en la delegación.
Luego, llegó un hombre ciego y le pidió a Jesús que le devolviera la vista; el nazareno absolvió de sus pecados y le devolvió la visión. Así dio inicio la 175 Representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa y así inicia Semana Santa en la delegación.
Las calles lucieron repletas de puestos ambulantes donde se ofrecía comida y figuras de Jesucristo hechas con palma traída desde Oaxaca. El precio osciló entre los 10, 15 y 30 pesos, según el tamaño.