El candil del Congreso de la Ciudad de México, que fue traído desde Francia y ensamblado en México, tiene más de 100 años de antigüedad y durante todo este tiempo ha alumbrado, desde más de 20 metros de altura, a presidentes, diputados federales y locales, regentes, jefes de Gobierno y a personalidades de distintas áreas y disciplinas.
También ha sido testigo de eventos históricos como el funeral del exvicepresidente José María Pino Suárez, el anuncio de la Expropiación Petrolera, la toma de protesta de la primera mujer diputada, Aurora Jiménez, y el discurso del expresidente Gustavo Díaz Ordaz, tras la matanza de estudiantes en 1968.
El candil pesa 750 kilogramos, tiene 475 focos internos y 280 externos, y está hecho de cristal y latón, los cuales siguen siendo originales.
Leer más: Anuncian nuevas fechas de registro de Mi Beca para Empezar
Sandra Toribio, quien se encarga de realizar las visitas guiadas al Congreso capitalino, señala que se sabe que esta luminaria llegó en barco desde Francia en 1911 por órdenes de Porfirio Díaz, aunque él ya no pudo verlo funcionar.
Fue traído especialmente para este recinto que albergaría a la Cámara de Diputados y que fue construido sobre las ruinas de lo que era el Teatro Iturbide. El diseño y construcción de todo el recinto, incluido el candil, estuvo a cargo del arquitecto Mauricio de María y Campos.
El candil pende de un vitral —del cual se conserva el original y es de origen francés— únicamente ha tenido una pequeña restauración en 2005.
Cada año, entre los meses de julio y agosto, previamente al informe del jefe de Gobierno en turno, se le da mantenimiento. Este año su “manita de gato” se realizó del 4 al 9 de agosto.
Bajarlo y subirlo implica una labor titánica, pues se realiza de forma manual con ayuda de una gran polea que se encuentra en la parte superior del recinto.
Los trabajadores le van dando vuelta a esta polea poco a poco y con gran fuerza y así es como desciende o asciende esta pieza que llegó a México hace 111 años.
David Flores, quien es el encargado de mantenimiento y uno de los 15 trabajadores del Congreso local que se encargan de subir y bajar el candil, dice que no a cualquier persona dejan hacer esta tarea, pues el trabajo requiere de fuerza, maña y no tener vértigo.
“Descendemos el candil, se le da limpieza por todo el polvo que se acumula, se limpian las bombillas, se cambian todos los focos que estén fundidos, se revisan sockets, porque son sockets latonados dorados”, indica.
En este sentido, añade que este año fueron a una casa de antigüedades y ahí consiguieron las piezas latonadas, “porque le estábamos poniendo sockets de baquelita, pero la verdad perdía mucho su decoro y dignidad. También ahí conseguimos las bombillas de cristal, porque ya muy poca gente las hace”.
David Flores comenta que algunos focos que tenía este candil ya no los hacen, por lo que tuvieron que sustituirlos.
“Tuvimos que cambiar algunos focos que iban adentro, que eran de tipo incandescente y ya se volvieron de led, y tuvimos que buscar una armonía y un equilibrio; por ejemplo, las coronas externas son amarillas y todo lo interno es luz de día para que luzca el latonado. Siempre lo que luce de este candil es su dignidad, su sobriedad de latón francés con todas sus guirnaldas y flores de acanto de cristal, que ya es muy difícil conseguir las piezas que faltan”, detalla.
La limpieza del candil la realizan trabajadores del Congreso capitalino con trapos y detergente: se hincan o se suben a esta pieza para dejarla lo más hermosa posible; también se pule el latón. Esta limpieza, dicen los trabajadores, la realizan con mucho cuidado y esmero, pues se trata de una pieza histórica.
Para darle un mantenimiento integral a esta pieza se requerirían aproximadamente 150 mil pesos, precisa David Flores, quien aún presentaba un poco de sudor tras haber ayudado a subir esta pesada luminaria el pasado 9 de agosto.
Hay dos formas de darle mantenimiento, dependiendo del tiempo que tengan para hacerlo. La corta, que fue la que hicieron hace unos días: es bajarlo, ver los focos que ya no sirvan, cambiarlos, limpiar el cristal y pulir el latón; mientras que la larga puede durar hasta 15 días: bajarlo, quitar todos los focos, limpiarlos, pulirlos y volverlos a colocar.
Leer más: Mata a su madre y a su tío y pasa días con sus cadáveres en su domicilio; olor fétido alerta a vecinos
Resistente a los sismos
Sandra Toribio destaca que todo el recinto, y obviamente el candil, son resistentes a los sismos porque el edificio está cubierto por acero que fue traído de Monterrey y forrado en cantera. La luminaria sí se ladea, pero nunca se ha caído. Sólo una vez, cuenta, uno de los focos de esta luminaria se cayó, pero por otras razones.
“Hay una anécdota que cuando aquí fue Cámara federal, una bombilla estaba floja, el candil estaba en su lugar habitual allá arriba, cae la bombilla y pega en la esquina de una curul. Se escucha el estruendo, pero no pasó a mayores, no pasó nada, sólo fue un susto”, puntualiza.
Comenta que se elige esta fecha para hacerle mantenimiento porque en septiembre siempre arranca el periodo ordinario de sesiones más fuerte y además porque el jefe o la jefa de Gobierno en turno acude al recinto a rendir su informe.
La encargada de realizar las visitas guiadas al Congreso de la Ciudad recuerda que hace más de 100 años todas las luces internas del candil eran amarillas, pero algunas piezas ya no las hacen actualmente, por lo que se tuvo que ir adecuando y buscar las que le dieran el estilo, sin perder lo clásico y elegante.
“De 100 años a la fecha lo único que ha cambiado del candil son las bombillas, porque este recinto en el año de 1987 fue declarado monumento histórico, y por esta razón no se puede alterar o modificar detalles de su arquitectura”, asevera la guía.
Recinto histórico
El Palacio Legislativo de Donceles y Allende fue escenario de un suceso que marcó la política en México, reseña Sandra Toribio, pues fue en ese lugar cuando en octubre de 1953 se les otorga a las mujeres el derecho a votar.
De 1911 a 1982 albergó la Cámara de Diputados, después fue sede de la Asamblea de Representantes y años después de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), hoy Congreso de la Ciudad de México.
Este recinto está lleno de simbolismos; por ejemplo, en el muro de honor se encuentra adornando a la palabra Lex (Ley, en latín) una guirnalda dorada que es una planta que representa unión y hermandad. En los extremos de la tribuna hay un mascarón que asemeja el rostro de un anciano, lo que representa sabiduría.
Cada que un legislador utiliza la tribuna sube siete escalones; en la masonería, explica Toribio, el siete es el máximo peldaño antes de llegar a la perfección. La cúpula del recinto representa, también en la masonería, al universo.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, opciones para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.