San Salvador Atenco, Méx.— Desde hace más de 40 años, la familia González López se ha dedicado a la elaboración de máscaras de cera que son utilizadas en los carnavales que se llevan a cabo en municipios mexiquenses y alcaldías capitalinas, así como en otros estados de México e incluso en el extranjero.
En el taller de Fernando González, ubicado en el poblado de Acuexcómac, están listas las más de 600 piezas únicas que le pidieron sus clientes, las cuales portarán con orgullo en las celebraciones que se inician en unos días y por las que pagan de 2 mil 500 hasta 6 mil pesos, en promedio.
El proceso empieza con la creación de un molde de tela o uno de cemento y yeso, el cual es recubierto con una fusión de cera para que tenga una mayor flexibilidad. Luego, le colocan barbas de cola de caballo para simular a los “viejos barbones”, pues la principal inspiración es la mofa a Maximiliano de Habsburgo, segundo emperador de México, que gobernó al país de 1864 a 1867.
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Las máscaras son adornadas y pintadas con acabados en pedrería o bordadas en canutillo de oro y plata, todas importadas de Europa. Para crear una sola máscara, los artesanos dedican hasta un día de trabajo completo.
Cada pieza es única y es elaborada centímetro a centímetro de forma artesanal.
Por su calidad y colorido, los González López ya han sido reconocidos, no sólo en México, sino también en Rusia, Estados Unidos, España, Francia y Perú.
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Fernando González y su hijo de 19 años, a quien pese a su corta edad ya se refieren como maestro mascarero, son los que encabezan el taller en el que laboran 35 personas durante todo el año.
“Para nosotros es un gusto y honor continuar con este legado que nos dejó mi papá. La elaboración es un arte que conservamos y nos adecuamos a los pedidos que nos hagan.
“Ya hay una tercera generación que sigue con la elaboración de máscaras, mi hijo Kevin Ariel González ya aprendió el oficio”, comentó Fernando.
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En ese sitio han innovado en la producción de máscaras, haciéndolas menos frágiles, más flexibles y con mayor durabilidad gracias a una mezcla de ceras.
“Tienen un poquito más flexibilidad, elasticidad, durabilidad, para que tenga más consistencia la cera y que de alguna manera prevalezca su durabilidad”, dijo.
Del taller han salido, además, máscaras estilo chinelo para Morelos y la ciudad de Morelia, en Michoacán; de calaveras, las cuales ha enviado a Nueva York para los festejos de Hallowen, así como de samurái para Puebla y las catrinas para los festejos nacionales e internacionales.