En el Centro Histórico de la Ciudad de México, grupos de artesanos, que solían vender a un costado de la Catedral Metropolitana, se instalaron sobre la calle de Venustiano Carranza y República de El Salvador, para exigir a las autoridades espacios para trabajar.
“Lo único que pedimos es que nos den un lugar fijo, nos han prometido dialogar, pero hasta el día de hoy no hubo acercamiento”, comenta Juan Ramírez, líder del Movimiento de Pueblos y Comunidades Indígenas, conformado por comunidades triquis y purépechas, que ahora trabajan entre las calles 20 de Noviembre y 5 de Febrero.
El líder de vendedores explicó que la semana pasada llegaron a un acuerdo con las autoridades para vender su mercancía durante cinco días, desde el martes 29 de septiembre al 3 de octubre, y ese mismo día tendrían una mesa de diálogo con la Secretaría de Gobernación; sin embargo, nadie se presentó con ellos.
Por lo anterior, decidieron regresar en forma de protesta, pero sin tener ganancias, pues elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana no permitieron el paso a transeúntes a esa zona.
Armando, quien desde hace 12 años trabajaba frente al Zócalo capitalino, dijo que quedarse en casa no es una opción, pues los mil 500 pesos que les otorgaron a inicios de la pandemia por coronavirus, apenas alcanzaron para sobrevivir unos días y necesitan un ingreso económico seguro para la manutención de sus familias.
A unas calles, sobre República del Salvador y José María Pino Suárez se encuentra otro grupo, una comunidad mazahua, proveniente del pueblo de San Antonio de la Laguna en el Estado de México, quienes dijeron que para ellos el trato ha sido diferente.
Noé Martínez Francisco, vendedor de pulseras y collares artesanales, dijo que les permitirán quedarse en esas calles hasta que el gobierno capitalino defina más opciones a largo plazo, con lo que se siente muy agradecido, pues los últimos meses han sido difíciles para la comunidad.
“Desgraciadamente, toda la vida el gobierno nos ha atacado, cuando nos levantan a veces se llevan la mercancía y no la regresan o la dan ya maltratada, son pérdidas nada más y ya de por sí las ventas están bajas, esperamos ya pronto mejore todo”, dijo.
En ninguno de los dos colectivos los artesanos manifestaron que alguien los esté extorsionando o cobrando cuotas por ocupar espacios, ni en los últimos meses, ni ahora.