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Más de 230 comerciantes se instalaron junto al plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que se ubica en el Zócalo capitalino, en la alcaldía Cuauhtémoc.
Cientos de vendedores se encuentran en triple fila, de manera paralela, desde la altura de la Catedral Metropolitana hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), tramo donde anteriormente había menos de 20 comerciantes de la vía pública. Sin embargo, en el marco del plantón se desbordaron entre el Palacio Nacional y las decenas de tiendas de campaña, donde los maestros se quedan a dormir desde el 14 de mayo, para exigir la suspensión de la Ley del ISSSTE de 2007, así como un incremento salarial.
“Apoyo total a la CNTE; aquí apoyamos a la causa CNTE; artesanos con la CNTE”, se lee en pancartas que los vendedores ambulantes colocaron en sus puestos.
“Los estamos apoyando, sí. Si ellos están aquí es por algo y nosotros también, ¿no? Entonces estamos bien aquí (...) están buenas (las ventas), sí nos llega gente”, dijo una comerciante que vende agua de coco.
Desde vendedores informales migrantes, indígenas y artesanos, hasta originarios de la Ciudad de México ofrecen ropa principalmente, entre cinturones, gorras, calcetines, playeras, sudaderas, suéteres bordados a mano, así como bolsas de piel y de tela.
Estas prendas y accesorios están exhibidos en el piso, encima de mantas de tela color negras; también en mesas de plástico, de donde se sostienen los palos que soportan unas carpas para cubrirse de los 30 grados que azotan la Plaza de la Constitución.
De igual manera, mayormente en la fila de en medio, hay puestos de comida —aun cuando los manifestantes de la CNTE tienen letreros que dicen “huelga de hambre”—, entre aguas frescas, tlayudas, elotes, fruta, chicharrones y papas.
Los alimentos, muchos de ellos que ocupan grasa, se encuentran en carritos o bicicletas, donde los comerciantes despachan y ofrecen a las personas “chile del que pica o del que no pica”.
Tal como comentó una comerciante, decenas de personas que pasan por el Zócalo capitalino o que salen del Metro Pino Suárez o Allende se detienen para comprar desde ropa hasta comida. Se amontonan en grupos de hasta tres personas por puestos para adquirir los productos o simplemente para ver.
Esto hace que el tránsito de los turistas nacionales y extranjeros, que pasan entre los únicos espacios —de menos de un metro— que hay entre los puestos, sea lento, pues los consumidores estorban al comprar en estos comercios informales.
“Está difícil, la verdad que sí está difícil poder pasar, luego con eso de que cerraron el Metro, es un total caos, pero bueno”, se resignó Cristopher Fuentes, quien visitó la capital desde el estado de Zacatecas.