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El primer cuadro de la Ciudad amaneció amurallado, previo a la marcha. Comercios, monumentos históricos e inmuebles que forman parte del patrimonio de la Ciudad estaban resguardados con vallas metálicas de hasta dos metros de alto.
Cerca de las 9:00 horas, elementos de la policía capitalina arribaron al cruce del Eje Central y la calle Juárez, para una hora después agruparse en célula y enfrentar a los manifestantes.
A pesar de eso y del llamado a no caer en provocaciones, mujeres policías se colocaron a un costado del Banco de México, para practicar su formación frente a posibles actos de violencia.
Algunos dueños de comercios tomaron sus previsiones tapiando sus negocios y otros esperaron hasta el último momento de la marcha, tratando de vender lo más que fuera posible.
Un 75% de los comercios que se ubican sobre la calle 5 de Mayo permanecieron abiertos, hasta que las autoridades les ordenaron bajar las cortinas.
La Ciudad de México lució diferente a un miércoles normal, hubo poca gente y el tránsito, que suele ser caótico en esta zona, fluía con tranquilidad.
Los comercios que estaban cerrados o cubiertos con madera, llamaban la atención de las personas a las que se les había olvidado la fecha y por alguna circunstancia tuvieron que acudir a esta zona de la capital.
Desde el mediodía había policías destacamentados en la esquina de Eje Central Lázaro Cárdenas hacia el Zócalo, lo mismo en las calles de República de Perú, Pedro Moreno, Belisario Domínguez y Teatro Blanquita.
La Plaza Garibaldi estuvo resguardada por vallas, en su interior estaban los camiones que transportaron a los uniformados.
“Nos quitaremos a las 14:00 horas [de este miércoles] para que no tengamos problemas con la marcha, cada año es lo mismo. Hoy vemos más seguridad que en ocasiones pasadas, pero por marchas tan grandes como las del 2 de octubre tenemos pérdidas económicas, pero somos respetuosos”, comentó a El UNIVERSAL Ramón, un mariachi de la tradicional Plaza Garibaldi.
Además, pequeños comercios en Eje Central, así como tiendas de conveniencia, ferreterías y boutiques estuvieron abiertas hasta las 15:00 horas; cerraron en el transcurso de la marcha y reabrieron hasta las 19:00 horas.
Tras el paso de los manifestantes, los comercios abrían sus cortinas, tratando de que el impacto económico no fuera tan contundente, como en las pasadas movilizaciones en la Ciudad.