El 25% de las viviendas que hay en las colonias Hipódromo, Condesa y Roma Norte son tipo Airbnb.
Lo anterior lo comentó Adriana Enríquez, experta en temas de urbanismo, vivienda y alojamientos temporales, al participar en un foro sobre gentrificación en el Congreso de la Ciudad de México, titulado "Turismo que suma, no que desplaza".
Durante su intervención, detalló que en estas tres colonias de cada 100 viviendas, 25 son para alojamiento temporal, por lo que dijo que esta actividad no se debe de prohibir, sino regular, pues contribuye a la economía local.
Expuso que en total por toda la Ciudad únicamente hay únicamente 26 mil 281 viviendas que se usan para el alojamiento temporal y que el 74% de éstas se encuentran en las alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez.
La especialista comentó que el 53.2% de los huéspedes son nacionales, y el 29.2% provienen de Estados Unidos, y resaltó que el año pasado el impacto económico generado por anfitriones y huéspedes de Airbnb en la Ciudad de México fue de 22 mil millones de pesos, y que por cada peso gastado en alojamiento, los huéspedes gastaron cuatro pesos adicionales en la economía local.
“Se generaron más de 46 mil empleos y se generaron cinco mil 600 millones de pesos en ingresos laborales”.
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Adriana Enríquez sostuvo que la experiencia internacional demuestra que la regulación efectiva permite aprovechar los beneficios del turismo distribuido sin sacrificar el derecho a la ciudad de los residentes permanentes.
“Lo que requerimos es una mayor regulación, no un mayor impuesto. Para darnos una idea, los trabajadores digitales generaron una derrama de 9 mil 300 millones de pesos, lo que representa el 15% de los ingresos totales turísticos de la Ciudad. Actualmente hay 26 mil viviendas ofertadas en la capital, 66% son viviendas completas y el mismo porcentaje es operado por multigestores como empresas turísticas, con un crecimiento en los últimos años del 28 por ciento, principalmente en zonas de alta presión inmobiliaria”, señaló.
Al respecto, la presidenta de la Comisión de Turismo del Congreso local, Luisa Ledesma, precisó que la gentrificación debe separarse de la actividad turística de la Ciudad de México y no confundirse.
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“La gentrificación, en esencia, implica la llegada de residentes con mayor poder adquisitivo a zonas previamente habitadas por poblaciones de menores ingresos, lo que a menudo deriva en el desplazamiento de estos últimos. El turismo, en cambio, puede actuar como un catalizador de la gentrificación al aumentar la demanda de viviendas y servicios en áreas atractivas para los visitantes, elevando los precios y transformando la oferta comercial de los inmuebles”, indicó.
Sean Cazárez, presidenta de la Asociación de Vivienda Turística, aclaró que las viviendas de sus socios no son fondos de inversión, como se estableció en la marcha de hace dos semanas, y aseguró que no son los detonadores de la gentrificación.
“Somos generadores de ingresos, ya que 160 mil familias han podido obtener una forma de vida, con una derrama de 16 mil 700 millones de pesos anuales; de los anfitriones, el 17% son adultos mayores que se ayudan gracias a este ingreso y 50 de los anfitriones son mujeres, con el mismo porcentaje mayores de 60 años”, estableció.
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