Comerciantes en los alrededores de la Basílica de Guadalupe confían en que este año las ventas mejoren, luego de que el recinto sagrado estuvo cerrado en 2020 a consecuencia de la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, y a pesar de la fe, los vendedores reclaman que el único milagro que la Virgen de Guadalupe no les pudo hacer fue controlar la inflación para que los precios de veladoras, figuras, playeras, pulseras, escapularios y cuanta cosa ofertan se mantuvieran estables.
A cuatro días de que todo el lugar esté abarrotado por fieles de todos los puntos del mundo, este miércoles los devotos se dejaron ver; por un lado entraron caravanas de peregrinos, por otro llegaron grupos de turistas de Latinoamérica, quienes aprovecharon la laxidad de las autoridades para ingresar al país sin problema alguno.
“Venimos de Chile y de una vez visitamos este lugar, porque nos dicen que para el fin de semana será imposible llegar”, mencionaron los extranjeros.
En la zona pareciera que la nueva variante del coronavirus, ómicron, no existiera. Los ambulantes gritaron a todo pulmón, los peregrinos tosieron o se sonaron la nariz sin pudor alguno y sin el uso de cubrebocas ni gel desinfectante.
Afuera de la Basílica no hay filtros sanitarios como el año pasado, tampoco personal de la alcaldía Gustavo A. Madero y el Gobierno capitalino reparten gel o cubrebocas.
“Llegamos con mucho cuidado, según nosotros nos estamos cuidando, pero ya ves, el virus entra por quién sabe dónde. Aquí por ejemplo, pensamos que iba a haber más limpieza, que iban a estar sanitizando o más control, pero nos dimos cuenta que no es así, imagínate si uno de nosotros está contaminado y compra una veladora de 20 pesos, ese billete pasa por miles de manos y ahí es donde todo se echa a perder”, dijo la señora Mariana, quien desde Monterrey visitó a la Virgen.
Sobre Calzada Guadalupe, los comerciantes se disputan a los feligreses, gritan, se acercan a hablar con ellos, usan bocinas a todo volumen y la verbena se hace desde temprano.
“Uno tiene que hacer su lucha, este año confiamos en que nos podamos recuperar y pagar todas o algunas deudas que venimos arrastrando, para eso nos estamos preparando aunque los días buenos empiezan a partir del 10 [de diciembre]”.
“La bronca es que los precios están por los cielos, quisimos aguantar todo lo que pudimos pero no es nuestra culpa, todo lo traen de otros lados y ni modo. Esperemos que la gente no se moleste o tenga algo guardado porque tan barato como en otros años no van a encontrar, ni modo, hay cosas que la fe o la Virgen de Guadalupe no pueden evitar y tampoco puede hacer el milagro”, detalló Jonathan mientras acomodaba las figuras de la Virgen dentro de la plaza que se encuentra a unos metros del recinto religioso.
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