Con información de Jorge Medellín
El Plaza Condesa, un centro de entretenimiento emblemático de la Ciudad de México, con más de 60 años de historia, se encuentra en proceso de demolición.
Luego de pleitos legales, centenares de conciertos y dos terremotos, esta edificación ha visto pasar gran parte de la historia del siglo XX de la capital del país, y está por dar su última función.
En la esquina de avenida Tamaulipas y Nuevo León, frente al Parque España, se ubica el inmueble, actualmente cubierto por un manto negro, y en la entrada principal se encuentra una lona en la que se indica que el edificio está en riesgo de colapso.
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“Por la Dirección General de Protección Civil de la alcaldía Cuauhtémoc se concluye que el presente edificio de Tamaulipas 30 (...) se considera en alto riesgo de colapso, por lo que no puede ser ocupado en razón de las condiciones de inestabilidad en las que se encuentra. Dicho inmueble pone en riesgo la vida de sus ocupantes, edificios vecinos, peatones y automovilistas”.
Si uno se acerca a la edificación, se puede escuchar a trabajadores desmantelando poco a poco la estructura, rompiendo vidrios, quebrando pisos y tirando los muros de lo que solía ser el lugar predilecto de recreación para los capitalinos durante la década de los ochenta y noventa, según historiadores como Jesús Arturo Torres León.
El profesor de Historia de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y guía de turistas relata que “el plaza era un punto de encuentro cultural para la Ciudad, pero no hay vuelta atrás”.
Torres León señala que el mantenimiento al edificio era escaso. “Todos sabemos que un edificio de mucha actividad requiere mantenimiento constante; cuando el inmueble no lo recibe, empieza un deterioro muy rápido y esto fue lo que pasó en el plaza y es lamentable porque mucha gente que visitaba el lugar lo va a extrañar”.
Uno de estos visitantes frecuentes es Fernando Fuentes, historiador de la colonia Condesa y guía de recorridos turísticos desde hace más de 60 años, quien recuerda al Plaza Condesa como un “ícono de la Ciudad”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, recuerda momentos clave en la historia del inmueble.
Comenta que antes de ser aquella monumental plaza de ocho pisos con el estilo de arquitectura art decó, formó parte de las caballerizas del Hipódromo Junior Club, un antiguo deportivo emblemático de la zona. “Allí, los más ricos de la Ciudad dejaban sus caballos”.
Su construcción empezó en el año 1950, pero terminó hasta 1972, y según las historias que Fernando Fuentes ha recabado a lo largo de los años, el dueño del terreno encargó la construcción al arquitecto Francisco J. Cerrano.
A media construcción murió el propietario sin testar la herencia a alguno de sus herederos. “Duró unos 15 años desocupado, en puro cascarón. Hasta que después los nietos llegaron a un acuerdo y ya terminaron la construcción”.
Y desde que se inauguró el Plaza Condesa no paró de tener actividad. Fernando recuerda que uno de los primeros negocios que surgió en el edificio fue la venta de coches.
“De repente algún vecino me decía, oye están vendiendo coches en el plaza. Yo fui y había cerca de 200 Volkswagen y recuerdo que estaban hasta en mil 200 pesos de aquella época”, evoca Fuentes.
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El historiador cuenta que antes de ser famoso el auditorio del Plaza Condesa por sus grandes conciertos de bandas como Molotov o artistas internacionales, como Rihanna o Blur, era un cine, el Plaza.
“Este solía ser concesionado por el señor Gustavo Alatriste, que en ese tiempo estaba casado con la sobrina de Pedro Infante, Sonia Infante, (...) unos cinco años después se divorciaron, hubo un pleito entre ellos y cerró”, refiere Fernando Fuentes.
Posteriormente, alrededor de los años 70, comenzaron a rentar las 180 oficinas en las que, incluso, se llegaron a practicar esquemas de estafas piramidales.
También se habilitó un casino en lo que fuera el cine Plaza, que la alta sociedad mexicana llenaba apostando miles de pesos cada noche.
“Antes daban el desayuno y la comida gratis para que apostaras. Entonces, muchos amigos y yo íbamos a comer gratis sin apostar nada”, relata.
Por esa época, la Condesa alcanzó su auge como el punto de reunión por excelencia en la Ciudad de México, ya que se llenó de restaurantes, bares y sitios de entretenimiento a tal punto que, Fernando Fuentes apunta, “dejaron de decirle Condesa y le apodaron Fondesa”.
Pero el éxito del Plaza Condesa no duró para siempre y, como describe Fernando, “todas las colonias tuvieron su apogeo y su caída, como la Roma en 1900, el Centro a finales de 1800 y la misma Condesa en los ochenta”.
Conforme las personas más ricas e influyentes del país comenzaron a abandonar la zona con el tiempo, la insistencia de los vecinos por el ruido generado por los conciertos hasta altas horas de la noche y dos terremotos terminaron por condenar, luego de más de 60 años, al inmueble del Plaza Condesa.
“Claro que extrañaré el plaza”, afirma Fernando.
“Recuerdo que allí fui a ver el estreno de Vaselina con John Travolta, allí compré mi primer taxi, allí fui mil veces a comer, a conciertos. Todos los que nacimos por allí lo vamos a extrañar”, concluye el historiador.
De acuerdo con la Comisión para la Reconstrucción de la Ciudad de México, la demolición del inmueble será realizada de forma privada, aunque el gobierno capitalino dio facilidades administrativas con recursos propios. La comisión aclaró que el proceso no tiene una vigencia; sin embargo, la alcaldía Cuauhtémoc solicitó que no exceda un año.