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Las tortillas de harina son un ingrediente necesario en la preparación de distintas recetas como burritos, tacos de pescado o gringas. Su uso comenzó en el norte del país desde el siglo XVI y desde entonces se ha convertido en un elemento indispensable en cualquier hogar.
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Comer tortillas de harina todos los días
Tortilla para unos, pan plano para otros, este alimento preparado con harina de trigo, manteca, sal y ahí, es muy versátil, pero puede provocar ciertos cambios en tu salud si lo consumes a diario. En Menú te contamos.
Exceso de grasas
Uno de los elementos que compone la tortilla de harina es la manteca que, aunque puede ser de origen vegetal o animal, aporta una cantidad de grasa extra al organismo. Moderar su consumo es ideal para disfrutar de sus minerales como el calcio, grasas buenas para el corazón y calorías necesarias para rendir en el día.
Pero su uso puede ser riesgoso en exceso, ya que son grasas saturadas y pueden conducir a enfermedades cardíacas o al aumento de peso.
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Podría aumentar tu presión
Las tortillas de harina contienen sodio. Aunque algunas versiones comerciales han buscado opciones para reducir este elemento, la realidad es que muchas aún lo contienen. El exceso de sodio puede desarrollar aumentos de la presión arterial, daños en el riñón y hasta insuficiencia cardiaca, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Mayor Ingesta de fibra
Una de las características de las tortillas de harina es que contienen buena cantidad de fibra, necesaria para el sistema gastrointestinal, mejorando la digestión y las deposiciones. Hay estudios que sugieren que estas tortillas preparadas de manera casera pueden, incluso, ayudar frente a niveles altos de colesterol.
Sin embargo consumirla en exceso puede general inflamación, hinchazón en el abdomen y malestar estomacal.
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El consumo de tortillas de harina, que también proveen de una serie de vitaminas: A, E y de la B1 a la B3, es saludable si me mantiene regulado y, de preferencia, con opciones más orgánicas y preparadas de manera casera, controlando los ingredientes.
El exceso es lo que podría poner en riesgo la salud, aun así, es importante que consultes a un especialista médico o nutriólogo para guiar cualquier cambio en tu forma de alimentarte.
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