Más Información
La segunda entrega de El Juego del Calamar finalmente llegó a Netflix. En ella vemos la continuación de la historia de Seong Gi-hun, interpretado por el actor coreano Lee Jung-jae, quien después de ganar los juegos se enfrasca en una nueva aventura, la cual, trae consigo personajes entrañables como Hyun-ju (jugadora 120) Dae-ho (jugador 388) o Jang Geum-ja (jugadora 149), sin embargo también mostró parte de la gastronomía tradicional coreana.
Si bien, la primer parte de esta serie mostró más platillos coreanos, esta vez nos mostraron algunos más y en Menú te contamos cómo se llaman y de qué están hechos los platillos del Juego del Calamar.
Leer también: Cuál es el aceite más sano para cocinar
Korean Pastry: Gombo / Soboro Ppang
Si ya viste el capitulo estelar de El reclutador de El Juego del Calamar, recuerdas estos panes que "amistosamente" da a las personas en el parque, estos panecitos se les conoce como Soboro Ppang o Gombo, y representan parte de la panadería tradicional de Corea del Sur. Se trata de una especie de concha mexicana, hecha a base de harina, azúcar, y huevos, con una costra crujiente encima, de donde viene el nombre "soboro" que alude a la corteza de streusel del pan, la cual está hecha con harina, azúcar, mantequilla o crema de chachaguate. En algunas versiones, también puede ir rellena.
Gimbap
Antes del éxito de la serie coreana de Netflix, el gimbap ya tenía popularidad internacionalmente, pues es uno de los platillos coreanos más reproducidos y conocidos internacionalmente. Este plato recuerda al sushi, aunque no son lo mismo; el rollo coreano se prepara con arroz cocido y aceite de sésamo; puede ir relleno de verduras, carne asada, embutidos u otros ingredientes, aunque se suele comer acompañado de danmuji, preparado con daikon, un tipo de rábano encurtido en vinagre, o bien, del kimchi, una fermentación de vegetales, especialmente la col.
Leer también: ¿Cómo lavar adecuadamente tu botella de agua?
Dalgona Candy
Se trata de un dulce muy consumido por las infancias coreanas, como si se tratara del típico dulce que compras en la calle o al salir de la escuela. Se prepara con solo dos ingredientes, azúcar blanca y bicarbonato de sodio, como si se tratara de un caramelo, se calienta, se mezcla y se sirve en charolas enceradas para dejar enfriar y lograr la forma consistente y crujiente del dulce. No es lo mismo que el café dalgona, pues este se prepara a partes iguales de azúcar y café instantáneo y es más un jarabe que un dulce.