Detrás de un vino hay esfuerzo, dedicación, tiempo y pasión, y es precisamente lo que se trata de transmitir en una cata , aseguró Angel Barrasa , CEO de vinos de la Rioja Alta, S.A . un grupo de bodegas con una historia vitivinícola que inició en 1890, y cuyos vinos se pueden apreciar en México.
La Europea
de Río San Joaquín, ubicada debajo de un gran monstruo de concreto que da paso a los automovilistas que se dirigen al norte de la ciudad, fue la sede de una cata dirigida por el enólogo Javier Amezcua , quien se encargó de dar los pormenores de algunas de las etiquetas que produce este grupo compuesto por cuatro bodegas.
Previo a la experiencia gustativa, Barrasa señaló que este grupo vitivinícola inició sus actividades en 1890, con la bodega fundadora: La Rioja Alta , que produce etiquetas como el Gran Reserva 904 ; a la que le siguió la bodega Torre de Oña , también ubicada en la Rioja y que produce tintos como Martelo , que es la novedad que ahora el grupo presenta en nuestro país.
El CEO también explicó que, forma parte de este grupo, Aster , una bodega localizada en Rivera del Duero, con denominación de origen: y por último, Lagar de Cervera , una bodega ubicada en Rías Baixas (Galicia) y que produce los blancos del grupo, como la etiqueta que lleva el nombre de la bodega y que es elaborado con la uva emblemática de la región, albariño.
Durante un par de horas, los representantes de La Rioja Alta S.A ., se encargaron de adentrar a los asistentes en la elaboración y crianza de las diversas etiquetas, así como en la degustación de éstas, y así apreciar los vinos de manera visual, olfativa y gustativa.
La cata inició con Martelo , un vino elaborado mayormente con Tempranillo, aunque se complementa con Mazuelo, Garnacha e incluso Viura, que son las cepas que representan las plantaciones más tradicionales de la zona. Con buena estructura en boca, con notas afrutadas y balsámicas. Este vino fue maridado con un pinxo de pulpo a la gallega.
El segundo de la cata fue Lagar de Cervera , un blanco de gran intensidad aromática, con una acidez muy bien integrada y un retrogusto frutal y de mucha persistencia. Su maridaje con un piqullo relleno, fue más que perfecto.
El tercero de la lista fue una de las etiquetas de Rivera del Duero, Aster (Finca el Otero 2014), que destaca por su envejecimiento en roble francés nuevo durante 16 meses, con dos trasiegas por el método tradicional. Este vino se embotelló en junio de 2016, y el resultado en boca es potente y amable a la vez, con amplio retrogusto. Para la ocasión fue maridado con un pinxo de carne de res y trozos de nabo.
El último a catar fue el Gran Reserva 904 , elaborado con Tempranillo (90%) de viñedos más de 60 años situados en Briñas, Labastida y Villalba, y Graciano (10%) del viñedo Montecilllo, situado en el término de Fuenmayor.
Este Gran Reserva , es un clásico Rioja que destaca por su frescura y larga capacidad de envejecimiento en botella, fue maridado con una tapa de jamón ibérico, haciendo una mancuerna perfecta para el paladar.
Angel Barrasa
hizo énfasis en que La Rioja Alta es una bodega familiar, lo que significa que los actuales propietarios son descendientes de los fundadores, de quien no sólo han heredado una tradición y una experiencia, sino una gran pasión.
Bajo el lema ‘Evolución, no revolución’ los vinos de la Rioja Alta se han adaptado sutilmente a los gustos de los consumidores y a las nuevas tendencias gastronómicas.
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