En pastas, enchiladas o pizzas, la salsa de tomate se elabora para acompañar diversos platillos. Se prepara con la pulpa natural de la hortaliza y se fríe tanto para asentar los ingredientes como para preservar su textura.
Hay varios errores que se pueden cometer en el proceso de cocción, desde agregar un exceso de condimentos que la vuelven salada hasta la misma acidez de los ingredientes que estropea el sabor.
Pero hay un ingrediente que seguro tienes en la alacena y que puede ser el salvador de tu salsa: el bicarbonato de sodio. Hoy te decimos para qué sirve y cómo integrarlo de manera correcta.

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¿Por qué agregar bicarbonato de sodio a la salsa de tomate?
Como lo mencionamos anteriormente, el uso de bicarbonato de sodio puede traer beneficios como mejorar la textura. De acuerdo con el blog de la marca Salsas Choví, este compuesto facilita una cocción uniforme porque ablanda el fruto desde el interior hasta la cáscara.
Además, tiene la capacidad de realzar la dulzura natural del tomate. No es secreto que dicho polvo blancuzco se emplea para diferentes fines culinarios, tal es el caso de la repostería y la pastelería.
El bicarbonato de sodio es alcalino y muchas veces puede neutralizar la acidez en ingredientes como el azúcar, la naranja, el limón, el café, el chocolate o ciertos tipos de quesos. Desde luego, en la lista también se incluye al tomate.
Baptist Health, organización de atención médica y nutrición, indica que para lograr una salsa perfecta se recomienda añadir una pizca de bicarbonato para suavizar el sabor ácido de las hortalizas y hacer que sea más tolerable al paladar.
Hay que recordar que el tomate tiene un pH de entre 4,0 y 4,5. Si bien es uno de los frutos ricos en azúcar (especialmente cuando alcanza su etapa de madurez), eso no combate el sabor ácido de su pulpa, cáscara y semillas.
¿Cómo eliminar la acidez de la salsa de tomate?
Si después de probar la salsa de tomate percibes un sabor desagradable, estás a tiempo de mejorarla con ayuda del bicarbonato de sodio. ¿Cómo integrarlo para obtener un delicioso resultado?
Cuando termines de cocinarla, toma un poco de salsa con una cuchara, colócala en la palma de tu mano limpia y pruébala. ¿Quedó ácida? No cometas el error de ponerle azúcar para “endulzar”, mejor agrega una pizca de bicarbonato de sodio y revuelve. Repite el proceso si es necesario.
De este truco también podrán beneficiarse las personas que tienen problemas gastrointestinales o que no toleran los alimentos demasiado ácidos. Además, te lucirás con el sabor de tus platillos.

Receta para preparar salsa de tomate casera
Porciones: 5
Ingredientes:
- 2 kg de tomate pera.
- 2 zanahorias.
- 1 cebolla grande.
- 1 rama de apio.
- 3 cucharadas de aceite de oliva extra virgen.
- 1 pizca de sal, pimienta en polvo y bicarbonato de sodio.
Procedimiento:
- Lava y corta los tomates en cuartos.
- Pela y corta la cebolla en rodajas.
- Pica la zanahoria y el apio en pequeños cubos.
- Pon a calentar una sartén con el aceite de oliva extra virgen junto con la cebolla.
- Cuando la cebolla comience a dorar, agrega los tomates cortados. Cocínalos a fuego lento por 10 minutos o hasta que el agua se comience a evaporar.
- Lleva los tomates y la cebolla a la licuadora. Coloca la zanahoria, el apio, la pizca de sal y pimienta en polvo. Revuelve bien.
- Prueba la salsa y agrega bicarbonato de sodio si percibes el sabor ácido.
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