En la más reciente entrega de su columna Vinícola en Tinta, Carlos Borboa le cuenta a los lectores de Menú sobre las regiones emergentes en el amplio universo vitivinícola internacional.
En nuestro último encuentro apuntamos a Inglaterra y su revolucionaria producción de vinos espumosos de calidad, impulsada por el cambio climático. La pregunta no tardó en llegar… “Carlos, ¿cuáles son las regiones emergentes que están posicionándose rápidamente en el amplio universo vitivinícola internacional?
¡Sí!, la industria del vino, tradicionalmente dominada por países como Francia, Italia y España, está viendo emerger nuevos actores que desafían la hegemonía clásica. Factores como el mencionado cambio climático, la inversión en tecnología vitivinícola y la evolución del gusto global han permitido que regiones antes impensadas comiencen a destacar con vinos de calidad, captando la atención de críticos y consumidores. Países como Suecia, Bélgica y hasta India están desarrollando una identidad vinícola propia, mientras que naciones con tradición histórica, pero de bajo perfil, como Uruguay y Georgia, hoy reafirman su innegable potencial.
El caso de Escandinavia es uno de los más interesantes. Suecia y Dinamarca han sido testigos del nacimiento de una microindustria vinícola gracias al aumento de las temperaturas y a la innovación en el manejo del viñedo. La uva Solaris, de maduración temprana y resistente al frío, se ha convertido en la piedra angular de la producción en estas latitudes, generando blancos frescos y vibrantes. En Suecia, bodegas como Kullabergs Vingård están logrando reconocimiento con vinos que presentan una acidez marcada, un perfil aromático intenso y una elegancia comparable a la de los blancos alemanes o del Loire.
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Bélgica y los Países Bajos también han dejado de ser meros consumidores de vino para convertirse en productores emergentes. Domaine du Chant d’Éole, en Bélgica, ha sorprendido con espumosos elaborados por método tradicional que compiten con algunos de los más grandes champanes en cata a ciegas. La proximidad con Champagne y la similitud en sus suelos calizos han favorecido este desarrollo, aunque el clima aún representa un reto. Países Bajos, por su parte, ha comenzado a explotar variedades híbridas y técnicas de vinificación adaptadas al frío extremo, con propuestas interesantes en blancos secos y uno que otro espumoso.
El Cáucaso, cuna histórica del vino, vive una especie de renacimiento. Si bien Georgia nunca dejó de producir, hoy está captando más atención por la revalorización de sus métodos ancestrales. La vinificación en ánforas de barro es reconocida incluso por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y bodegas como Pheasant’s Tears han llevado esta tradición a los mercados internacionales. La demanda de vinos naranjas ha dado un impulso clave a este país, hoy valorizado profundamente entre sommeliers y entusiastas de los vinos naturales.
Pero quizá una de las historias más inesperadas es la de India. Aunque la vitivinicultura en este país no es nueva, la modernización de bodegas en regiones como Nashik ha permitido que los vinos locales comiencen a competir internacionalmente en calidad. Bodegas como Sula Vineyards, de la cual le hablé hace ya unos añitos, han apostado por variedades internacionales como Syrah y Sauvignon Blanc, adaptándolas a climas cálidos mediante el uso de poda doble y sistemas de conducción específicos para mitigar el impacto del sol.
El impacto de estas regiones emergentes en el mercado global no es menor. Primero, diversifican la oferta y permiten que los consumidores exploren nuevos perfiles de vino más allá de los tradicionales. Segundo, obligan a los productores clásicos a replantear estrategias, ya sea innovando en sus procesos o reforzando sus campañas de posicionamiento. Finalmente, impulsan nuevas tendencias de consumo, como la apreciación de variedades autóctonas o el interés en métodos ancestrales, lo que a su vez fomenta un mayor dinamismo en la industria.
Es cierto, querido lector, el mapa del vino ya no es estático… Las fronteras vitivinícolas se expanden, desafiando preconcepciones y enriqueciendo la escena global.
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Diamantopetra Diamantakis

Dónde comprar: Uncork México
Precio: $820.00
Zona de producción: Creta, Grecia.
Vista: amarillo pálido, limpio y brillante.
Nariz: delicados recuerdos de piña, chabacanos frescos y flores de manzanilla que se funden con vainilla, pimienta rosa y frutos secos.
Boca: blanco con cuerpo, acidez intensa y una amplia y deliciosa frutalidad. Largo final de frutos de hueso y vainilla.