El azúcar es un endulzante universal por excelencia. No obstante, las personas que padecen enfermedades como la diabetes tipo 2, ciertas patologías cardíacas, obesidad o sobrepeso, comúnmente buscan sustitutos como la miel.
¿Es mejor la miel o el azúcar? En Menú te compartimos sus principales diferencias, beneficios y, sobre todo, lo que debes saber antes de integrarlos en tus comidas para evitar problemas de glucosa en la sangre.

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¿Qué similitudes hay entre la miel y el azúcar?
Las personas que siguen dietas especiales, ya sea para moderar el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono de absorción rápida o que elevan los niveles de glucosa en la sangre, comúnmente se preguntan ¿es mejor sustituir el azúcar por la miel?
Sin embargo, la médica Regina Castro, de la organización Mayo Clinic, señala que ambos alimentos podrían tener efectos similares en los niveles de glucosa del cuerpo.
Al respecto, el sitio de información médica Medical News Today explica que el consumo excesivo de ambos productos puede ser nocivo para la salud. En el caso de la miel, sus componentes principales son el agua y dos tipos de azúcar: glucosa y fructosa.
Por su parte, una investigación elaborada por especialistas del Departamento de Ciencias Nutricionales de la Universidad de Arizona coincide en la composición del azúcar y la miel.
Nobuko Hongu, especialista encargado de la investigación, detalla que el azúcar se compone por la misma unión de glucosa y fructosa que la miel, y a su vez esto forma la sacarosa.
Aunque vale la pena mencionar que su producción es diferente: la miel es un producto animal, mientras que el azúcar de mesa se obtiene de la caña de azúcar y de la remolacha azucarera.
Además, la Asociación Americana del Corazón recomienda "reducir la ingesta de azúcares añadidos -sin mencionar ningún tipo en particular- como el azúcar o la miel”. Entonces, si ambos alimentos son similares en su composición, ¿cuál conviene consumir?

¿Cuáles son las diferencias entre el azúcar y la miel?
Si bien en su composición química son similares, la miel y el azúcar presentan diferencias importantes que les otorgan propiedades y nutrientes distintos.
Según la División de Agricultura de la Universidad de Arkansas, la miel “contiene 64 calorías por cucharada. En cambio, una cucharada de azúcar contiene 45. Sin embargo, la miel es más dulce que el azúcar y suele consumirse en menor cantidad, lo que permite ahorrar calorías”.
Aunque la miel tiene un porcentaje menor de edulcorantes que el azúcar de mesa, su diferencia radica en la densidad. Este alimento pesa aproximadamente 28 g por cucharada, casi el doble que una cucharada de azúcar.
Y como lo mencionamos anteriormente, ambos endulzantes contienen fructosa y glucosa. No obstante, en la miel dichas partículas flotan separadas y hay una mayor cantidad de fructosa, lo que la convierte en un producto ligeramente más dulce.
Otra ventaja de la miel frente al azúcar es que contiene mayores vitaminas y minerales. Tal como lo indica Medical News Today, los componentes nutricionales pueden variar según la calidad del producto, pero la de color oscuro aporta más antioxidantes que la clara.
Otros nutrientes que añade la miel son:
- Aminoácidos (prolina).
- Vitaminas (B y C).
- Minerales (potasio, calcio, sodio, magnesio, fósforo, zinc, hierro, cobre, manganeso y selenio).

¿Qué es mejor: la miel o el azúcar?
Healthline, organización que proporciona información actualizada sobre nutrición, indica en un artículo que la miel proporciona los siguientes beneficios, colocándose encima del azúcar:
- Alivia las alergias cuando es cruda.
- Necesitas una menor cantidad para obtener su dulzor.
- Ayuda a eliminar gérmenes debido a sus propiedades antimicrobianas.
Y aunque es una alternativa natural, recuerda que el consumo de miel debe ser responsable. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud desaconseja el consumo de miel en menores de 12 años porque podrían desarrollar botulismo infantil.
Por otra parte, el azúcar tiene como ventajas un costo menor y su alta durabilidad. Como carbohidrato, es una fuente potencial de energía rápida; para que lo tengas en cuenta, cerebro necesita 130 g de carbohidratos al día para funcionar bien.
La gran desventaja de dicho producto es su proceso de refinado, que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y daño hepático.

Cuidar el consumo de ambos productos puede favorecer al bienestar general. Eso sí, su incorporación o eliminación de la dieta debe hacerse bajo la supervisión de un médico especializado.
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