Como Borja Vilaseca, periodista barcelonés y agitador de consciencias, siempre he creído que las casualidades no existen y que, por más que cueste creerlo, recogemos lo que sembramos. Hace apenas unos días le decía que el vino mexicano es una realidad comprobada desde hace ya mucho tiempo y que su industria seguirá creciendo gracias a sus constantes esfuerzos en términos productivos, compromiso en consistencia y calidad.
El viernes pasado se dieron a conocer los resultados del Concours Mondial de Bruxelles 2020 , realizado del 4 al 6 de septiembre en la ciudad de Brno, República Checa. Por segundo año consecutivo, México logró ubicarse entre los 10 principales países ganadores, un grupo que durante años ha sido dominado por Francia, España, Italia, Portugal, China, Sudáfrica, Suiza, Chile y otros grandes polos productivos del planeta. ¡No!, querido lector, las casualidades no existen.
Sé que suelo repetirlo año con año, de una manera casi evangelizadora, pero la participación de las vinícolas mexicanas en el concurso 2020 fue verdaderamente destacada. Doscientos veintidós etiquetas participaron (un nuevo récord en número de muestras), 58 se adjudicaron medallas y, por primera vez en la historia de la competencia, se entregó un premio especial al vino Revelación de México: Pozo de Luna Malbec 2015 , de la vinícola potosina homónima.
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En total, las medallas para los mexicanos incluyeron: dos Grandes Oros, 19 Oros y 37 Platas, para ejemplares de Vinícola Regional de Ensenada (VIRESA), Monte Xanic, Vinícola El Cielo, Vinícola Sierravita, Hilo Negro, Casa Pedro Domecq, Viñas del Sol, Vinos L.A. Cetto, Vitivinícola Emevé, Cava Prudhomme, Primate Vinícola, Vinícola La Nuestra, Casta de Vinos, Bodegas Volcán y Viñedos de la Reina, en Baja California; Hacienda Florida, Casa Madero, Bodegas del Viento y Tribos, en Coahuila; Vinos Santa Clara y Pasado Meridiano, en Chihuahua; Vinícola El Aguaje, en Aguascalientes; Vinícola Pájaro Azul (Guanamé), en Guanajuato, y Proyecto Vinícola de México, Bodegas De Cote y Vinaltura, estas últimas tres en Querétaro.
Al igual que el año pasado, dos vinos mexicanos lograron hacerse con el máximo galardón entregado por la competencia, la Gran Medalla de Oro. Hay que decir que menos del 1 por ciento de los vinos participantes en el concurso, concretamente 79 fermentados de 8 mil 500 participantes, fueron capaces de conseguir tal distinción. Pozo de Luna Malbec 2015 y Bodegas De Cote Atempo Merlot 2016 lo lograron.
Pero no es todo, ¡no! Decenas de productores mexicanos, como Piña Mora, en el Estado de Chihuahua, llegaron a la frontera del medallero este año, quedándose fuera del podio por apenas décimas de punto. Esto, debo decir, permite reafirmar el buen momento que vive el sector vitivinícola en todos y cada uno de sus eslabones. Mejor manera de cerrar septiembre imposible, ¿o no?
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