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Ju Hee llegó a México un 13 de marzo de 1986, estaba recién casada, llegó a la CDMX para estar con su esposo con quien se había casado tres meses atrás, uno de los primeros instructores de Tae Kwon Do en nuestro país.
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A 11,542 kilómetros de casa, ellos decidieron formar una familia. Tuvieron dos hijas: Seo Ju y Jinhee. Aunque crecieron en un ambiente multicultural, sus hijas, las mexicanas-coreanas, en casa tenían lecciones de coreano a diario. “Me esforcé por enseñarles desde niñas el idioma, las tradiciones y las normas para que no olvidaran sus raíces”, comenta Mamá Park en entrevista.
La comida para ella era el puente perfecto para acercarlas de manera natural. “Cuando nacieron traté de conseguir ingredientes de allá, eran los ochentas, no se podían conseguir muchos ingredientes, así que buscaba lo más parecido. No era como ahora que puedes conseguir de todo. Con esto procuraba que no olvidaran su origen, ser coreanas al mismo tiempo que eran mexicanas”, nos cuenta Jinhee.
Ella recuerda que de niña, Seo Ju hacía trampa en la escuela, intercambiaba lo que Mamá Park le hacía de comer con sus amigos durante los recreos, “la comida coreana huele fuerte, así que buscaba la manera de que no pasara, pero aún así, Seo siempre se salía con la suya”.
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“Mis papás hicieron mucho por nosotras, les debo muchísimo. Conozco a coreanos que al nacer en otros países no saben el idioma o las costumbres”, compartió Seo Ju quién en el camino conoció a Sofía Acuña, a quien le pareció fascinante la cultura coreana, un elemento que les dio cercanía y muchos años de amistad.
Sofía y Seo Ju siempre quisieron hacer algo con la cultura coreana para que la gente la conociera. “Más allá del Tae Kwon Do y el K-Pop la gente no sabría nada de Corea. Cuando me conocen siempre me confunden con una japonesa o china”, responde Seo Jun. Es así como la pandemia y el encierro les dio la oportunidad de cocinar en casa y darse cuenta que no había un buen recetario coreano en inglés o en español. Ahí vieron la oportunidad de escribir sus propias recetas de kimchi y cómo utilizarlo para cocinar.
Al momento de crearlo, acercarse con Mamá Park fue necesario, “abríamos botellas de vino para platicar, la entrevistamos vía zoom varias veces y nos dimos cuenta que no sabíamos nada de ella fuera de su papel de mamá, fue conectar con ella como mujer, las dificultades que tuvo para hacer de comer en un país que no era el suyo y cómo se las ingenió para darle un sentimiento de hogar para ella y su familia. Fue un proceso emocional”, confiesan Seo Ju y Sofía.
Nunca pensaron en vender kimchi, una cosa llevó a la otra, desde su primer batch de 30 frascos empezaron a tener éxito. Más allá de un fermentado que podrías ponerle desde un sándwich a una michelada, ellas querían transmitir de manera honorable aspectos de la cultura coreana, y que además se sintieran parte de”. El kimchi, Mama Park han sido adoptados con cariño en la ciudad, han sido invitados a ser parte de menús itinerantes de diferentes restaurantes, ¡hasta revistas de moda están interesados en su historia en donde el amor de madre es muy presente.
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Si quieres saborear un frasco de kimchi o un plato más elaborado puedes pedirlo en Dooriban , el deli coreano en donde también podrás adquirir el recetario en formato pdf (Nunchi), y otras delcias. Visita mamapark.com para enterarte de todas sus novedades.