Más allá de lo nutritivos que son o de las calorías que aportan, los alimentos también podrían influir en el estado de ánimo de quienes los consumen. Un aspecto que está dado no solo por el placer de comer o compartir algo que nos gusta, sino, sobre todo, por el efecto que ciertos nutrientes o compuestos presentes en la comida generarían a nivel cerebral. Así, por ejemplo, investigaciones del pasado han planteado que el chocolate, el café o el banano tienden a mejorar el estado de ánimo , mientras que el azúcar y los alimentos procesados se relacionan con estados negativos.
Cada vez hay más evidencia científica que muestra que la dieta juega un rol importante en la salud cerebral, enfatiza la doctora Eliana Reyes, nutrióloga de la Clínica Universidad de los Andes y directora de la Asociación Chilena de Nutrición Clínica. De hecho, agrega, los especialistas han establecido que existen nutrientes esenciales para el cerebro, ya que se ha visto que su presencia o déficit puede favorecer un buen estado de ánimo, como los ácidos grasos omega 3 (presentes en pescados), el magnesio, el calcio, la fibra y las vitaminas B1, B9, B12, D y E. Un estudio publicado este mes en la revista Nutritional Neuroscience aporta nuevos elementos sobre el tema. Allí, la doctora Lina Begdache afirma que el estado de ánimo depende de lo que comemos, y lo que debemos comer cambia con la edad. Uno de los principales hallazgos de este trabajo es que la dieta y las prácticas dietéticas afectan de manera diferente la salud mental en jóvenes y en adultos. Por ejemplo, Begdache y sus colegas de la Universidad de Binghamton, en Nueva York, encontraron que los jóvenes menores de 30 años que consumen comida rápida más de tres veces a la semana tendrían mayores niveles de angustia. La explicación a esto es porque este tipo de alimentos son ricos en ácidos grasos saturados, grasas trans y omega 6, lo que provoca una respuesta inflamatoria de bajo grado en el cuerpo, que, a su vez, está relacionada con la ansiedad y la depresión, tanto en investigaciones en animales como en humanos, precisan los autores. Sentirse bien Asimismo, algo que sorprendió a los investigadores es que quienes consumían carne (sobre todo pollo y pavo) y pescados azules tres veces a la semana subjetivamente se sentían con mejor humor. La explicación está a nivel celular: el triptófano (un aminoácido esencial) presente en la carne es un precursor de la serotonina, la sustancia del cerebro que nos hace sentir bien. Es decir, comían más carne para sentirse mejor. Al respecto, la doctora Reyes precisa que varios estudios previos han establecido una relación entre la comida y la presencia de depresión, demencia y deterioro cognitivo. Se estima que algunos nutrientes actúan estabilizando las membranas neuronales, las conexiones nerviosas cerebrales. Estudios en poblaciones vegetarianas y veganas, por ejemplo, muestran que tienen mayor riesgo de depresión a largo plazo, sobre todo los hombres, por la falta de vitamina B12 (presente en alimentos de origen animal) y por bajo consumo de hierro, que está en las carnes rojas. El mismo riesgo corren quienes se someten a dietas poco saludables para bajar de peso, sin supervisión médica. El estudio apunta a la dieta mediterránea (grandes cantidades de frutas y verduras frescas, aceite de oliva, pescado, pan integral) como la mejor apuesta para tener un buen ánimo y mejor salud mental. Tiene todos los componentes que son importantes para la estructura saludable de nuestro cerebro, enfatiza Begdache. La calidad de las ingestas La doctora y sus colegas de la Universidad de Binghamton observaron al realizar el estudio que mucha grasa puede favorecer estados de angustia o depresión, mientras que alimentos ricos en antioxidantes promueven una buena salud mental. Los efectos varían entre jóvenes y adultos. Lo importante es mantener una dieta sana y balanceada en la que las vitaminas y los minerales necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo estén presentes. En la población adulta, un menor consumo de carbohidratos y la incorporación de más frutas y verduras reducen la ansiedad y la depresión, según los investigadores. Con el envejecimiento hay un aumento en la formación de radicales libres (oxidantes), por lo que nuestra necesidad de antioxidantes aumenta, advierte Lina Begdache, luego de su investigación. Los radicales libres causan trastornos en el cerebro, lo que aumenta el riesgo de deterioro mental. Además, nuestra capacidad para regular el estrés disminuye, asegura Begdache al destacar los antioxidantes.
Otra mirada
Saúl Rugeles, jefe de la Unidad de Nutrición Clínica del Hospital Universitario San Ignacio de Bogotá, le dijo a
que es imposible concluir solo a partir de este estudio que la comida influye determinantemente en el estado de ánimo de las personas. Rugeles apunta que lo que comemos puede influir en las emociones, pero es muy difícil determinarlo a corto plazo. A largo plazo, en cambio, se ha probado que la obesidad y el sobrepeso están relacionados con episodios de depresión y ansiedad. En lo que sí está de acuerdo Rugeles es que los precursores de la secreción de serotonina pueden mejorar el ánimo. Esos son ciertos aminoácidos que están en la carne pero también en algunos vegetales y productos como el chocolate. Sin embargo, decir que solo la carne puede hacerlo es peligroso, porque la alta ingesta de carnes rojas puede producir cáncer de colon, sostiene. En el caso de los azúcares, agrega, se ha comprobado que actúan en regiones específicas del cerebro que producen bienestar. Pero aclara que su consumo produce adicción y es el principal responsable del sobrepeso y todas las enfermedades relacionadas: fallas en el corazón, derrames, diabetes y cáncer.