El tamarillo, cuyo nombre científico es Cyphomandra betacea [Cav] Sendtn, es un fruto perteneciente a las solanáceas. Así es, es pariente de los jitomates, de ahí que también se le conozca como tomate de árbol.
El origen del tamarillo se ha rastreado a América del Sur, en la región andina, aunque en la actualidad se cultiva en otras zonas del mundo.
Se reconocen tres variedades principales del tomate de árbol, que pueden distinguirse por el color de la cáscara.
Foto: Pixabay
Existe la cepa amarilla, la roja con pulpa de tonos naranjas y amarillos y la púrpura, con piel rojiza-púrpura e interior ligeramente anaranjado. El tipo más conocido y comercializado es el rojo.
El árbol del tamarillo es de pequeño tamaño, llega a un máximo de cinco metros de altura, sus raíces no son profundas y su tiempo de vida va de los 5 hasta los 12 años.
Sus hojas son grandes y despiden un olor que puede considerarse desagradable. Se cultiva en áreas con clima templado a fresco y se desarrollan de manera óptima a alturas de 1000 a 3000 metros sobre el nivel del mar.
Foto: Pixabay
El fruto tiene forma ovoide, que puede terminar en una ligera punta, mide entre ocho y 10 centímetros de largo y su peso varía entre los 40 y 130 gramos según el crecimiento de cada variedad.
La cáscara del también llamado tomate de palo, es delgada y de sabor amargo, por lo que se sugiere retirarla antes de comer el fruto. En el caso de la pulpa, la carne es de textura un tanto gelatinosa y sabor agridulce, posee gran cantidad de semillas en su interior repartidas en la parte central.
Alrededor del mundo se consume de distintas maneras, las más comunes son en forma de jugo, conservado en almíbares dulces, preparado en mermeladas o jaleas, para salsas dulces o saladas, así como ingrediente de platillos más complejos como ensaladas o guisos con carne para dar un toque de acidez y dulzor.
Foto: IG @the_roamingchef
El tamarillo contiene múltiples nutrientes, entre ellos, uno de los más importantes es el ácido ascórbico o vitamina C. Una porción de 100 gramos de fruta aporta hasta 60 mg de esta.
La vitamina C es fundamental en el proceso de curación del cuerpo, además de servir para mantener en buen estado el sistema inmune.
Otro componente es la proteína, que no suele ser común dentro de las frutas, en el caso del tamarillo se obtienen aproximadamente 2 gramos por cada 100 de pulpa, lo que la convierte en una opción natural y deliciosa para obtener este nutriente esencial.
Foto: IG @garrenteed
Aunado a lo anterior, contiene vitamina A, que procura la salud de los ojos, el corazón y otros órganos, vitamina E y B6 que mantienen tejidos como la piel y el cerebro en buen estado.
Entre los minerales, pueden obtenerse del tamarillo, hierro, fósforo y calcio. También es rico en carotenoides y polifenoles, que actúan como antioxidantes.