Es imposible pensar en la actualidad del vino mexicano sin hacer referencia a Monte Xanic . Lo digo convencido. Este encuentro literario, del que usted y yo somos parte, no existiría sin la visión y labor de un hombre: Hans Backhoff Escudero.
Hace 30 años, con una idea simple pero revolucionaria, Backhoff Escudero cambió para siempre el rumbo de la industria: “calidad más allá de volumen”. Esa, mi querido lector, es la clave para entender el presente del vino nacional. Esa es la razón del todo.
La semana pasada, de la misma forma que medios y escritores de la fuente vitivinícola, recibí la noticia del fallecimiento del doctor Backhoff Escudero. Inmediatamente vinieron a mi mente un par de conversaciones y encuentros, momentos en los que pude intercambiar palabras con este ícono de la industria nacional: “Xanic, en lenguaje Cora, significa la primera flor que nace de la primera lluvia y se relaciona con el hecho de que los vinos son parte del suelo," le escuché decir la primera vez que lo conocí.
Originario de Ensenada, Hans Backhoff Escudero estudió Ingeniería Bioquímica en el Tecnológico de Monterrey y realizó un doctorado en Food Science en la Universidad de Nottingham, en Reino Unido. De regreso a México, junto a Manuel, Tomás, Eric y Ricardo, sus socios, se lanzó a construir su más grande proyecto de vida: Bodega Vinícola Monte Xanic .
La primera cosecha de la productora bajacaliforniana llegó en 1988: seis mil 200 cajas de Chenin Colombard y un mil 200 de Cabernet Sauvignon. Desde entonces, el doctor Backhoff se encargó de la viticultura y enología en la bodega Monte Xanic.
La filosofía de Backhoff Escudero inspiró a vinícolas de todo el país. Producir vinos de calidad, sin limitar sus gastos de producción, se convirtió en un modelo para cientos de bodegas en Baja California y otros polos productivos. Sí, estimado lector, realmente hay un antes y un después de Monte Xanic .
Como bien dijo el Consejo de Administración de Monte Xanic, “el doctor Backhoff deja un sólido legado de pasión trabajo y búsqueda permanente por ser los mejores”. También, desde un punto de vista muy personal, un legado de lucha incansable por la calidad y dignificación del vino mexicano.
El fin de semana, durante una ponencia de vinos mexicanos, algunos alumnos me preguntaban acerca de las etiquetas que podrían considerarse más representativas en el amplio espectro vitivinícola nacional. Mi respuesta, como siempre, apuntó a la plurivariedad de cepas, estilos y orígenes; sin embargo, también incluyó nombres como: Chenin Blanc Cosecha Tardía, Sauvignon Blanc Viña Kristel, Chenin Colombard, Gran Ricardo…