Un espacio único y exclusivo, con una atmósfera que evoca a las antiguas haciendas mexicanas, pero enclavado en el entorno urbano de la capital de nuestro país y desarrollado bajo un concepto que conjuga tradición y modernidad, es la esencia de Hacienda Peña Pobre, un exclusivo hotel que además invita a disfrutar una deliciosa experiencia gastronómica personalizada para los viajeros más exigentes.
"El hotel se encuentra en la alcaldía de Tlalpan, en lo que fueran las Fábricas de Papel Loreto y Peña Pobre hasta 1985; antes de ello fue propiedad de Martín Cortés, hijo del Conquistador Hernán Cortés.
El inmueble se adquirió y habilitó como vivienda, sin embargo un problema familiar impidió que sus propietarios le dieran tal uso, por lo que finalmente se destinó a ser un hotel boutique, bajo el concepto de Decu Hotels y la labor de Rafael Sama Arquitectos; además de la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ya que se trata de un espacio cultural protegido", expresa Domenica Giordano, directora de Operaciones de Hoteles Boutique en Decu Hotels.
Advierte que se compone de 18 habitaciones, cada una con un carácter e identidad propias; todas ellas remodeladas y acondicionadas bajo un concepto de elegancia y funcionalidad, de acuerdo con las tendencias actuales en hotelería. Hay un respeto total por las formas originales, sobre todo en el caso de las fachadas y puntos estratégicos de la edificación, que no pueden ser alterados de acuerdo con las normas del INAH.
"Es un hotel con una atmósfera de tranquilidad y descanso que pareciera estar fuera de la gran metrópoli. Muchos detalles de su decoración y ambientación nos recuerdan su pasado, como las puertas y los herrajes, o el incinerador de papel que hace referencia a su época industrial. Comenzó en funciones en 2010 y ha sido un secreto muy bien guardado, siempre con un concepto de exclusividad y privacía", precisa Domenica.
Miembro del selecto grupo internacional Small Luxury Hotels (SLH), Hacienda Peña Pobre no cuenta con un restaurante en el sentido estricto, ya que su servicio culinario no está abierto al público en general; sin embargo se han preocupado por brindar una atención única y especial a sus huéspedes.
"Tenemos visitantes frecuentes y nuestra idea es darles siempre el mejor servicio, de tal modo que nos preocupamos por servirles todo aquello que sabemos es de su especial preferencia, u omitir aquellos ingredientes que no son de su agrado en los platillos, o ante los que tienen alguna restricción alimenticia. Nuestro servicio de desayunos y de cenas buscan complacer sus antojos y preferencias, de manera que puede ser algo muy ligerito, muy equilibrado nutricionalmente hablando; o la cochinita pibil que tanto antojo tienen de probar después de un viaje.
"Sabemos que la buena cocina y una óptima opción en vinos y diversas bebidas forman parte de una excelente experiencia en nuestro hotel.
Por ello estamos abiertos a complacer sus gustos y abrir las opciones de servicio para reservaciones en los restaurantes donde nuestros huéspedes tengan interés, o en todo caso facilitar un servicio específico de catering en nuestras instalaciones. La idea es que la estupenda gastronomía de la que goza la Ciudad de México esté presente Hacienda Peña Pobre como parte de lo que significa nuestro concepto de hospitalidad", indica.
Dentro de su concepto de hotel boutique con un sello de exclusividad, hay la opción de realizar eventos petit comité, como bodas y bautizos. "En realidad no es algo que afecte la tranquilidad del hotel, porque siempre cuidamos el perfil de las celebraciones e invariablemente los participantes en estos festejos están hospedados en la Hacienda, por lo que prácticamente se convierte en un festejo en casa. Nuestro propósito es que en esos casos siempre se mantenga el ambiente de tranquilidad que nos distingue, y que el deleite gastronómico sea parte de la experiencia que puede vivirse en Hacienda Peña Pobre", puntualiza Domenica Giordano.