Todos soñamos alguna vez con vivir en la playa. Vestir prendas holgadas, disfrutar el atardecer con un coctel con sombrillita, y comer mariscos recién bajados de la panga. Pero luego nos acordamos del calor, los mosquitos, la humedad y se nos olvida. Por fortuna, existen cocineros tercos que buscan replicar un rincón del Pacífico en la Ciudad de México.
Como chilanga con pocos días de vacaciones, lo agradezco plenamente.
La idea del lugar es simple: buen producto, una sazón brutal y mucha cerveza. ¿Cuál es la contra? La tortuosa espera, de hasta dos horas, pero prometo que lo vale. No lo juro porque acaban de pasar semanas santas. Lo que sí puedo asegurar es que recordarán el motivo de júbilo de salir a comer .
Momentos que se festejan con una bebida espumosa. Aquí a la caguama le llaman “champán mazatleca”.
El menú se divide en la imperdible barra fría con conchas, ceviches, aguachiles, sachimis y tostadas; y la sabrosa barra caliente con tacos chukys, camarones y pesca del día zarandeada. Para bajar la comida hay cheve, la cual “si no está helada, regrésela”, tragos coquetos con mariscos para curársela o sin ellos para entrar en ambiente. También hay una breve selección de vinos predominantemente mexas.
Para arrancar, la cocina te da un apapacho mazatleco con un pescado pajarito que llega a la mesa capeado, untado con un menjurje y una salsa blanca pa´dipear. Sin miedo al éxito (y a la cuenta), seguimos las recomendaciones: tostada de ceviche de sierra estilo Colima, y una brutalmente sabrosa quesadilla de birria de pescado. La tortilla se baña en salsa, se fríe, se rellena con pescado, queso asadero y se corona con cebolla y cilantro.
Hay que probar los camarones zarandeados con su respectivo tatemado de la reja en la que se asan. Algunas gotas de limón, un poco de dipeo en la adictiva salsita color amanecer y ¡a chuparse los dedos! El debate llega en forma de ceviche y aguachile. Los dos. El ceviche tripón es el consentido, con callo de lobina, de hacha, camarón cocido y crudo además de pulpo, nadan en un caldito de chile serrano, limón, cilantro y chiltepín. De pensar en el sabrosísimo aguachile negro rigurosamente escoltado por un halo de pepino, aguacate y cebolla morada vuelvo a salivar.
Mientras el desfile de caguamas continúa, las crujientes tostadas se disfrazan de cuchara para rematar los mariscos . Pausa. Unos tequilas blancos pa´que amarre. Se cuela media docena de ostiones (Bendito Mar, Aragón redondo y de piedra), con dos almejas, pa´no dejar. ¿Postre? ¡claro plebe! Un plato, tres cucharas, y un plátano a la leña con dulce de leche, polvo de plátano, nuez y crema de vainilla, no respondo. De la música ni le cuento porque con tanta comida, risas y brindis, salió de la ecuación.
Nota: el restaurante cuenta con un sistema de reservas, pero espero que siga de antojo por ahí de junio porque, antes, no hay lugar. Recomiendo ir entre semana.
Mi Compa Chava
Dirección: Zacatecas 172, col. Roma, CDMX
Tel: 55 7838 5054
Horario: mar.-dom. 12:00-20:00 hrs.
Promedio: $800
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