Esta semana aterricé en Querétaro para visitar la más reciente edición del Festival 100 Vinos Mexicanos junto a un grupo de colegas y amigos. La última vez que asistí a este foro fue en 2016, cuando aún se trataba de un evento multitudinario que reunía a más de cinco o seis mil personas durante el fin de semana y en el cual la exploración vínica generalmente terminaba convirtiéndose en una fiesta de excesos.
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Las sorpesas del festival
Confieso, querido lector, que los cambios en la organización del festival ejecutado por Viñedos La Redonda me sorprendieron positivamente. Regresaré feliz el próximo año.Si bien e l recorrido me permitió descubrir proyectos interesantísimos, como el Espumoso Ancestral de Vinaltura, parte de sus ambiciosos esfuerzos en torno a la uva Gewürztraminer en el Valle de Colón, también me abrió la posibilidad de compartir durante todo el fin de semana con Fernando Cortés, enólogo de Casa Vegil. Fer, como bien dice la sommelier Laura Santander, es uno de los talentos nacionales que hay que seguir de cerca. Uno de los indudables “Ones To Watch” del vino mexicano.
Ubicada en Huimilpan, al sur de Santiago de Querétaro , Casa Vegil reúne 10 hectáreas de viñedo propio orientadas exclusivamente a la producción de blancos y espumosos de método tradicional. Pero olvide usted Xarel-lo, Macabeo y Parellada, la constante en los espumosos queretanos… Aquí, todo se resume en Chardonnay y Pinot Noir.
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Suelos negros arcillosos y un clima mucho más frío en comparación con las regiones que integran la Ruta Arte, Queso y Vino , con una marcada amplitud térmica, favorecen la obtención de frutos de calidad. A eso se suman decisiones en campo y bodega, como la plantación de clones de Champagne que dan vida a racimos mucho más compactos y, por tanto, con menor riesgo de padecer enfermedades asociadas al exceso de humedad. ¡Sí!, hablamos de una zona extrema, con riesgo de granizo durante el verano, y que bien puede superar los 104 milímetros de lluvia en julio o agosto.
Me explicaba Fernando que la cosecha en Casa Vegi l está completamente levantada a finales de julio, favoreciendo la obtención de frutos con suficiente madurez fenólica y minimizando así el riesgo de que se hinchen con la lluvia de verano, pierdan azúcar, se diluyan y desbalanceen en acidez.Los vinos probados fueron: Casa Vegil Chardonnay Crianza , un blanco de aromas de frutos tropicales maduros y ligerísimos tostados del roble, vibrante en acidez, que apenas llega a 900 botellas, y FÜGI Chardonnay + Pinot Noir Método Tradicional, su espumoso de alta gama con 24 meses de crianza sobre lías y del cual se produjeron 2 mil 500 botellas.
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Aunque ambas etiquetas revelan la juventud de la vinícola, es posible augurar excepcionales resultados en términos de calidad. FÜGI es explosivo en aromas frutales y fermentativos, bien amplio, refrescante, largo y deliciosamente ácido.La nariz es compleja, con tonos de bollería, recuerdos florales y frutos blancos. A mi juicio aún falta afinar su volumen y textura en boca. Sin embargo, tiene todo para hacer frente a los grandes ejemplares del Viejo y Nuevo Mundo en la categoría. ¡Si lo mira por ahí, no dude en descorcharlo!
*Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.
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