Premios, calificaciones y medallas siempre significarán un punto de discusión entre profesionales, estudiosos y fanáticos del vino.

Es cierto, los campeonatos y concursos internacionales no representan una verdad absoluta. ¡Pero también es cierto…!, y lo digo convencido, que en muchos de ellos es posible hallar indicadores asociados a la calidad, expresión sensorial y buen estado de una etiqueta.

La semana pasada se publicaron los resultados del Concours Mondial de Bruxelles 2019, celebrado del 1 al 5 de mayo en la ciudad suiza de Aigle. La participación histórica de México y el inigualable desempeño de sus representantes , más de 170 fermentados de todo el territorio nacional, me obligan a retomar el tema.

Abriré con un par de cifras. Como nunca en 26 años de competencia, el vino mexicano logró adjudicarse 39 reconocimientos: dos Grandes Medallas de Oro, 25 Medallas de Oro y 12 de Plata, para etiquetas de Vitivinícola Emevé, Viñedos de la Reina, Casa Pedro Domecq, El Cielo, Hilo Negro, Monte Xanic, Roganto, Vinícola Regional de Ensenada, Casta de Vinos, Mr. Volk y Vinos L.A. Cetto, en Baja California; Casa Madero y Viñedos Don Leo, en Coahuila; Finca Sala Vivé by Freixenet, Puerta del Lobo y Bodegas De Cote, en Querétaro; Viñedos SMA y Vinícola Pájaro Azul (Guanamé), en Guanajuato, y Bodegas Encinillas y Los Cuates Palomino, en Chihuahua. El número es relevante, pues sitúa a México entre los 10 principales países ganadores, un grupo que durante años ha sido dominado por España, Francia, Italia, Portugal, Chile y otros grandes polos productivos del planeta.

En segundo lugar está el hecho de que dos fermentados mexicanos lograran hacerse con el máximo galardón entregado por la justa

. Lo pongo en contexto: apenas el 1 por ciento de los vinos participantes en el campeonato, concretamente 91 caldos de 9 mil 150, fueron capaces de conseguir la Gran Medalla de Oro. Los bajacalifornianos Roganto Malbec 2014 y El Cielo Caipirinha 2016 lo hicieron. Se dice fácil, no lo es.

Por último, pero no menos importante, es necesario apuntar a la designación de un mexicano como el “Vino Tinto Revelación Mundial 2019”, premio que se entrega al fermentado mejor puntuado de su categoría.

¿Qué quiere decir…?, que El Cielo Caipirinha 2016 tuvo la más alta calificación frente a un total de 5,393 vinos tintos de todo el planeta. ¡Vaya logro!

“Carlos, ¿en qué ayuda todo esto al vino mexicano?”, me preguntaba un duro crítico el fin de semana. Definitivamente confirma la madurez que hoy tiene el sector vitivinícola, fortalece la confianza de los consumidores y genera un claro sentimiento de orgullo y reconocimiento por lo propio. También, obliga al mundo entero a mirar hacia nuestro país, hacia sus productores, viticultores y toda la cadena que participa en la creación de cada etiqueta . Eso, es digno de aplaudir y contar… ¿a poco no?

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