El amaranto , un cereal, que es catalogado como un superalimento en todo el mundo, tiene una historia en nuestro país desde tiempos ancestrales. Además de básico en la dieta mesoamericana, era un elemento de ritualidad al estar presente en las ofrendas mexicas a manera de figurillas de dioses. Algo que a los españoles no les agradó y, por eso, obligaron a destruir las plantaciones de dicho cereal que cubre el campo de terciopelo marrón y naranja.

Conoce a los guardianes del amaranto
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Foto: especial

Después de tenerlo en el olvido por siglos, el mundo fue reconquistado por sus aportaciones nutrimentales. De acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), el amaranto es rico en vitaminas como la riboflavina, y niacina; así como de minerales, en especial de calcio y magnesio, además de escualeno, presente en el aceite de amaranto. Las investigaciones han mostrado que el escualeno tiene un efecto benéfico para reducir los niveles de colesterol en sangre.

El es un cereal libre de gluten, excelente fuente de fibra y proteína. En promedio contiene 5% más de proteína que otros cereales, como el arroz, trigo y maíz, sin dejar de mencionar su gran valor nutricional por su alto contenido de lisina, un aminoácido esencial.

  1. Entre 60 y 90 toneladas es lo que produce Aires de Campo de manera orgánica.

Los guardianes del campo

Al Oriente del Valle de México encontramos a los campesinos que conforman Amarantos Mexiquenses : Antonia Rodríguez, René Hernández, Felipe Hernández y Eduardo Ramírez, son algunos de los Guardianes del Campo que están al cuidado, siembra, encamillado, trillado y extracción de la semilla de , manteniendo vivo este alimento que puede ir más allá de ser una golosina energética en sopas, ensaladas, bebidas y panes.

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Del campo a la mesa

En Amarantos Mexiquenses , la semilla se germina a finales de mayo para dar oportunidad a que, en las primeras lluvias de junio, la planta del amaranto pueda emerger. Lo que sigue es sembrar planta por planta de manera manual en la tierra floja trazada por un tractor. En diciembre viene la cosecha y, después, se encamilla para que el sol surta efecto sobre la planta (encamillarlo) y se seque antes de trillarlo (separar la semilla del resto de la planta).

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En este paso, la semilla cae sobre una lona y de ahí se tamiza para después ser tostada y, con ello, obtener el grano reventado. Lo último que queda en este proceso es preparar las palanquetas o, bien, empacarlo.

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Cabe señalar que el programa de Amarantos Mexiquenses es parte de Aires de Campo, una empresa defensora de los alimentos orgánicos que se caracteriza por dar el 90% de sus empleos a mujeres.

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