Los chapulines eran consumidos en la época prehispánica por nuestros antepasados y, aunque hoy en día no es tan común comerlos, siguen presentes en la cocina mexicana.
Estos pequeños insectos viven en diferentes ecosistemas como cuevas o pastizales. Se alimentan de hojas, tallos y flores; y mantienen una vida nocturna.
En la gastronomía mexicana son utilizados para preparar diversos platillos. Los puedes probar en tacos, tlayudas, con guacamole, en ensaladas o como botana.
Estos, al igual que otros insectos, contienen fibra, la cual promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas conocidas como probióticos, que ayudan a mejorar la salud intestinal.
De acuerdo con estudios realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México en el país se llegan a producir hasta 350 mil toneladas al año de chapulines.
Además, el aporte de proteína es mayor al de la carne y su contenido de grasas dañinas es casi nulo. Aportan vitamina B1 y B12 los cuales ayudan a mantener el sistema digestivo y nervioso.
Otro dato interesante de los chapulines es que aportan mayor cantidad de energía en comparación con otros cereales como el trigo y contienen minerales como el magnesio, potasio y cobre que ayudan a mejorar la salud.