La cultura líquida está cada vez más presente en la Ciudad de México y estos dos proyectos lo saben.
Para los paladares que siempre están en busca de algo nuevo, una buena comida ya no es suficiente, debe ir de la mano de las bebidas correctas para completar la experiencia.
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Así sucedió en Handshake , el speakeasy que envuelve a quienes acuden en un ambiente de intimidad y misterio.
En esta ocasión, el anfitrión Eric Van Beek recibió en Handshake Bar al chef Fernando Martínez Zavala y la cocina de su restaurante, Migrante .
En Migrante , Fernando se encarga de llevar a la realidad creaciones sin etiquetas, pues el definir un estilo de cocina únicamente limita el curso de sus platillos.
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A partir de esa comida libre y llena de riqueza gracias a un mestizaje cultural, el chef se dio a la tarea de trasladar sus recetas a un concepto de comida de bar.
Porciones pequeñas, fáciles de comer sin ayuda de cubiertos o protocolos de mesa complicados, pero sin comprometer el sabor de platillos diseñados cuidadosamente para ser un disfrute en cada bocado.
A su vez, el mixólogo Eric Van Beek seleccionó la oferta de coctelería para maridar el menú presentado por Migrante .
La dupla sirvió cuatro opciones de alimentos y cuatro de bebidas , que por decir poco, fueron reflejo de la maestría de cada uno en su área.
Con un menú que pasó por productos del mar como sierra y langostinos, frutas y vegetales de todo tipo y delicias como un bollo al vapor relleno de suadero o un churro relleno de calabaza coronado por foie, el chef Fernando Martínez demostró una vez más que su estilo mantiene como hilo conductor la representación de los sabores de la cocina migrante .
En las bebidas, Eric sacó la pelota del estadio con cocteles que suenan salidos de la ficción. Además de tragos como el maravilloso Verde, elaborado a partir de brandy cristalino, tomatillo, pepino y jazmín que fue el compañero perfecto del plato de sierra, presentó Vi-No.
Esta bebida imita a la perfección una copa de vino. Está elaborada con vodka, ginebra, melón, piña, maracuyá y miel, es sometida a un proceso de clarificación con crema de coco, para aportar la textura característica del vino, todo esto en un proceso de alrededor de seis horas.
En Vi-No pueden encontrarse reflejadas las bases del éxito de Handshake; trabajo, creatividad e innovación, que lo han convertido un speakeasy con una cantidad limitada de asientos, mismos que son codiciados cada noche por sibaritas sedientos de cultura líquida.
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