De fondo suena jazz, de ese grasoso, hipnótico, que no puede ignorar. Marido auditivamente con el tsss de la plancha caliente que tengo de frente. Col, una mezcla que parece de hot cakes, tres tiras de cerdo, un par de ingredientes más y las capas se voltean. Un huevo bruscamente revuelto se suma a la base de la ecuación circular. Todo se barniza con una salsa oscura y a modo de impresora de inyección de tinta, se trazan rayas de mayonesa. Termina con alga espolvoreada y está listo para ser cortado por un par de espátulas.
Foto: Diana Féito
A grosso modo, te acabo de describir la preparación de un okonomiyaki, también llamado pancake o pizza japonesa. Yo no le veo relación alguna. Tal vez porque okomi se traduce en algo así como “lo que quieras” y este platillo japonés lo puedes pedir con diversos ingredientes como res, cerdo, calamar o pulpo. Por cierto, es muy popular en Osaka e Hiroshima.
La versión de esta última ciudad lleva fideos y también la incluyen en el menú del lugar donde me encuentro.
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La antesala de sabor
Su nombre: Sango . Funciona principalmente como teppanyaki, pero pocos lugares de la ciudad preparan okonomiyaki, y había que aprovechar. ¿A qué sabe? Es ligeramente dulce, multitextura. Y así como el jazz, la grasa hace toda la magia. Si te gusta la tripa, pide dicha versión: es ganadora. Para beber, una cerveza. No importa si es nacional o foránea, solo debe estar bien fría. “¡Arigato gozaimasu!”, le digo al cocinero tras mi último trago. Es momento de un ramen. Pago y subo un par de pisos al “restaurante japonés ”.
- “El antiguo restaurante Fuji se transformó en contenedor culinario de varias propuestas asiáticas”.
Si conoces Mog (en la Roma), el menú te parecerá familiar. Si no, prepárate para recorrer una tesis. Ahora el ramen , hablemos de este platillo popularizado tras la Segunda Guerra Mundial. Lo hay a base de soya o de miso, ambas combinadas con caldo de cerdo y pollo. Para algo ligero, prueba el chasu men o el shoyu ramen. Su base es soya (la diferencia es la cantidad de deliciosas rebanadas de cerdo).
Foto: Diana Féito
Para un plato más robusto, pide miso ramen . Este se originó en la ciudad de Hokkaido donde el inclemente clima requiere un sorbo apapachador y qué mejor si es la versión con mantequilla y granos de elote que Anthony Bourdain nos enseñó en No Reservations.
Regresando a mi tazón, hay que succionar los fideos para enfriarlos y darle un sorbo al turbio caldo. Continúa con las láminas de zanahoria, la carne, col y el germen de soya, no importa el orden, intercala con cerveza. Pero importante: debes vaciar el plato en 15 minutos o los fideos se esponjarán y perderán textura.
Toma una servilleta, dos, tres, las que necesites para secarte el sudor que te propició el volcánico caldo . Respira, y en lo que terminas tu bebida, ordena el postre: un mil crepas de matcha. Convídalo si quieres, puede que estés satisfecho, pero este pastel lo amerita. Pide un té verde y sonríe mientras lo bebes. Acabas de tener el placer de comer como en Japón.
MO+F
Dirección: Río Pánuco 128, Cuauhtémoc, CDMX.
Tel: 55.6379.2297
Horario: lun.-dom. 13-23 hrs.
Promedio: $500.00
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