En una esquina perdida entre los límites de la Roma y la Doctores, se encuentra Barolo, un restaurante donde, desde hace poco más de dos años, el chef Rafael Prado entrelaza la tradición italiana con la riqueza de los sabores mediterráneos.

En , te contamos todo lo que necesitas saber sobre la propuesta gastronómica del chef Rafael Prado en Barolo.

El menú de Barolo es breve—se limita a seis entradas, cuatro opciones de pastas largas, cinco de pastas cortas, un par de risottos, tres platos principales y cuatro postres—pero conciso. Cada platillo une magistralmente el legado culinario de Italia con la esencia del Mediterráneo, sin redundancias, y con una autenticidad que cautiva desde el primer bocado.

El restaurante, además, ofrece una modesta selección de vinos y algunos cócteles concebidos por Ted, su maestro de la barra, perfectos para acompañar los platillos.

Además del menú habitual, un imperdible de Barolo es el menú degustación de 10 tiempos, concebido por el chef Rafael Prado tras más de dos meses de trabajo.

Este extenso menú fusiona sofisticación, técnica y una narrativa personal que, más allá de celebrar la riqueza de la cocina italo-mediterránea, refleja una historia de crecimiento y conexión.

Cada tiempo es una representación de su viaje culinario, marcado por la influencia de figuras clave en su vida, como su mentor, su madre, su padre y su pareja.

Leer también:

El menú degustación comienza con una delicada laja de magret de pato curado, acompañada de un delicado foie al mezcal, seguida de una exquisita tarta de faisán y hongos, coronada por una ligera espuma de hongos, decorada con follaje verde y púrpura y espolvoreado con un poco de polvo de tortilla tatemada.

A continuación, un refrescante tartar de jurel, envuelto en láminas de pepino crujiente y coronado con hueva de trucha ahumada, servido en un sútil dashi de parmigiano, seguido de un elote baby, bañado con una salsa aterciopelada de queso taleggio y terminado con polvo de hormiga chicatana.

A la mitad del menú, se sirve un té negro, perfecto para limpiar el paladar y prepararlo para lo que sigue.

El menú continua con un sustancioso raviol tricolor de pato perfectamente tejido, servido en un espejo de demi-glace de pato, seguido por una terrina de cordero coronada con col morada rostizada y alcachofa de Jerusalén, servida en un espejo de salsa de cordero.

Un helado de aceite de oliva coronado con una laja de parmigiano reggiano de 24 meses, un crumble de flor de sal y un toque de balsámico de 15 años, llega a la mesa como segunda pausa, limpiando el paladar y preparándolo para el último acto.

Para cerrar con broche de oro, un spaghetti de melocotón cubierto con finas rebanadas de melocotón decoradas con ramitas de tomillo y acompañadas por una ligera espuma de tomillo al centro, seguido de un petit four de mandarina, ponen fin a esta experiencia culinaria.

Leer también:

Este emotivo menú degustación no solo se distingue por su impresionante despliegue de técnicas culinarias, sino también por su elocuente narrativa, que convierte cada plato en una celebración de la cocina que va más allá de lo convencional.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses