"No es propio llamar polillas a las que vuelan durante el día. No estimulan en nosotros esa placentera sensación de noches veraniegas oscuras y de hiedra en floración [...] son criaturas híbridas, ni alegres como las mariposas ni sombrías como las de su propia especie". Con esta premisa Virgina Wolf escribía su última obra, La Muerte de la polilla, publicada en 1924, un año después de su muerte.
Este ensayo se exploran los claroscuros de la autora, las dificultades de la vida y su (in)trascendencia. Este libro, además de ser uno de los must para entender una de las corrientes del feminismo contemporáneo, también sirvió de inspiración para que Paola Álvarez, abriera su propio bar en junio de este año, un lugar donde se reta a sí misma constantemente, un espacio que rompió con una tradición restaurantera familiar donde por más de 100 años en México, no había ninguna mujer al frente, y que se transformó en una flama segura para las mujeres (y el público en general) se acerquen a la barra, frente a Karla Ibarra, "Charly", la head bartender y tomen un trago tranquilo en un sitio seguro y acogedor: Bar Polilla.
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El poema de las polillas
Este bar, con influencias art deco, inspiradas en las cuevas y las lámparas a donde las polillas se acercan a encontrar calor, abre sus puertas en la colonia Roma Norte. En la calle Durango, la señal de las polillas se refleja en el suelo con la frase "may the lights guide you", la cual te llevará a la entrada del conocido restaurante Puerto Prendes, donde al subir las escaleras de piedra, encontrarás un par de cortinas terciopelo que aíslan al comensal del ruido común de la colonia, para adentrarse en un bar con mucho estilo, un espacio diseñado por Camila Roca y Alberto Lascuráin, cuya inspiración fueron las alas de las polillas: suaves, tersas y cálidas, perfecto para esperar a todas aquellas mariposas nocturnas que busquen un drink sin complicaciones, pero con muchas sensaciones, incluida la playlist curada por el equipo.
El menú fue creado entre Charly y Gabriela Posadas, bartender de Brujas; en él, puedes elegir entre ocho cócteles con alcohol y cinco sin él, los cuales están basados en distintas especies de polillas: Zygaena, Ononaria, Bilienata, Oria, Antler, Muricata, Selenia, Annulet, Amastus, Sesia, Papilonaria, Sphinx y Copaxa. Se tratan de tragos herbales, florales, muy aromáticos y cuyos ingredientes vienen de la forma y color de cada polilla, por ejemplo, las antenas negras y rizadas de la Antler, se tranforman en vainas de vinilla con las que se prepara el drink. También tienen inspiración en sus hábitats, en la naturaleza donde se desenvuelven y hasta en la sensación de sus alas, resultando en tragos para todos los gustos, lo que se extiende a las opciones de coctelería clásica como negronis o martinis.
Si las visitas, puedes comenzar probando el Selenia, un cóctel que, como las alas de la polilla en la que se inspira está lleno de colores anaranjados, cálidos y muchas texturas. Este trago se prepara con Bulleit Bourbon, Giffard Apricot y un bitter de hoja santa, por lo que los sabores son una mezcla entre frutas tropicales y herbáceos, que se combinan con el sabor del albaricoque, presente también en las perlas tipo boba que funcionan como garnish.
Una opción con perfiles distintos puede ser la Bilienata, un cocktail preparado con mezcal, cáscaras de cacao, Carpano Rosso y Campari, ideal para un paladar inclinado hacia el amargor del chocolate. Como los mocktails son parte importante de la carta, puedes probar la papilonaria, preparada con agua de coco, jarabe de hierbabuena, jugo de limón verde y soda, un trago cítrico que viene bien con un poco de comida.
La carta, ilustrada por Giovanna Tommasi, se desenvuelve en imágenes de polillas, estrellas y dibujos que llenan de simbolismo el lugar, en el que vale la pena explorar las opciones para comer, ejecutadas por el chef Mario Maldonado: hay botanas, cacahuates con shallot, paprika y limón eureka; palomitas de chaya con espinaca; garbanzos con comino, ralladura de limón y chile piquín; por mencionar algunos, de los cuales también se destacan los espárragos y zanahorias encurtidas; el pan con jitomates cherries, palomitas de pollo y hummus. En general, se trata de una mezcla de sabores yucatecos y mediterráneos.
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Ni alegres ni sombrías
Paola, "Polilla", como también se le conoce, explica que la industria de la restauración y la hospitalidad siempre ha estado en su sangre, no es casualidad que su bisabuelo haya fundado el primer Puerto Prendes. Ella, quien fungió algún tiempo como Relaciones Públicas del restaurante tras la pandemia, cuya necesidad pedía que se expusiera al público, decidió tomar las riendas de su profesión y abrir su propio bar, que representa también una rebelión entre la industria restauradora, donde los bares y restaurantes, clásicos y contemporáneos, son mayormente dominados por hombres.
Es así como bajo las luces cálidas en forma de esfera y un sistema de sonido envolvente, el ambiente de Bar Polilla hace que el tiempo se detenga entre un aura de diversión con mucha personalidad. Una de las cosas más especiales del bar es que, al estar dirigido por mujeres, que no significa que no se incluyan hombres u otras identidades, es un espacio perfecto para que cualquier chica pueda salir de noche a tomar un trago sola o entre amigas y se sienta segura de que hay aliadas del otro lado de la barra.
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Este bar nace del propio sobrenombre de Paola, de la reflexión de un ser híbrido, una diversidad de especies por todo el mundo y que también busca resignificar el simbolismo negativo que en México se le tiene a una polilla, similar a una mujer bartender, y volcarlo hacia la resiliencia, la transformación y la sororidad. No por nada, explica Viridiana, una de las socias del lugar, que se abrió con la confianza de los astros pues, bajo la carta del sol del tarot, que significa un resultado positivo, nació este sitio.
Bar Polilla es parte de esta nueva generación de mixólogas, bartenders y líderes en la hospitalidad, como es el caso de Brujas, Kaito o Bekeb, donde son las mujeres quienes redireccionan las tendencias, ideas y cocktails hacia espacios seguros donde la hegemonía hace mucho dejó de ser la respuesta. Si te quieres dar una vuelta, te dejamos la dirección, con la recomendación de ir a uno de los miércoles de jazz que suelen tener con artistas emergentes.
Dirección: Durango 175 piso 1, Roma Norte, CDMX