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Tomar una copa de vino es un arte, especialmente para quienes disfrutan explorar los matices de esta bebida. Uno de los aspectos más importantes para apreciar al máximo su sabor es conocer la temperatura ideal para servirlo.
Descubre hoy en Menú este dato esencial y conviértete en un sommelier la próxima vez que lo consumas.

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¿Por qué es importante la temperatura del vino?
Tomar un refresco o una limonada caliente no es nada agradable y mismo ocurre con los vinos. Aunque esto suele pasar desapercibido, la temperatura es esencial para apreciar plenamente su sabor y aroma, según explica el portal especializado en licores Wineware.
Si bien no existe una temperatura única para todos los tipos, conocer las particularidades de cada uno permite disfrutar al máximo cada copa.
La empresa de cristalería y vinos Riedel detalla que el principal beneficio de servir un vino a la temperatura adecuada es realzar sus cualidades individuales y mejorar la experiencia sensorial.
En cuanto al gusto, la temperatura correcta permite percibir la gama completa de sabores y equilibrar la acidez, dulzor, taninos y alcohol.
En el caso del aroma, se vuelve más intenso y agradable; mientras que una temperatura incorrecta puede atenuarlo o volverlo excesivo y abrumador.
Y la textura también se ve afectada. Un vino bien temperado ofrece una sensación suave y agradable en la boca; de lo contrario, puede tornarse aceitoso, pesado, astringente o incluso aguado.

Otro dato interesante es la temperatura de servicio, es decir, qué tan frío o caliente está el vino al momento de consumirse. Y un paso fundamental para mantenerla en los niveles necesarios es el almacenamiento.
Como guía rápida, los expertos señalan que los vinos tintos deben descorchar entre media hora y una hora antes de servirse. En tanto, los vinos blancos se disfrutan mejor fríos.
Pero en general, todas las botellas deben almacenarse lejos de la luz solar y de las fluctuaciones de temperatura para conservar sus propiedades.
¿Cuál es la temperatura ideal de un vino?
Para disfrutar al máximo las cualidades de un vino, su temperatura ideal depende del tipo de cuerpo y de la variedad. A continuación, te dejamos los valores estimados:
Vino tinto
La temperatura óptima para servir un vino tinto oscila entre los 15 °C y 20 °C, pues esto permite que afloren sus aromas y resalte su complejidad.
Asimismo, se sugiere colocar los vinos tintos ligeros o de cuerpo medio en el refrigerador durante 10 a 15 minutos, lo que ayuda a que alcancen una temperatura ligeramente inferior a la ambiental y se aumenta su frescura.
Y la aireación beneficia a muchos vinos tintos. Una forma común de hacerlo es decantarlos: verter el vino en un recipiente amplio para exponerlo al aire. Durante dicho proceso de "respiración", el vino se oxigena y desarrolla un sabor más expresivo.

Vino blanco
El vino blanco se disfruta mejor entre 6 °C y 14 °C. Por eso, la temperatura ambiente no es adecuada ni siquiera para los blancos más robustos.
Para alcanzar tales temperaturas, se recomienda enfriar la botella con anticipación y evitar, en la medida de lo posible, enfriarlos con hielo, salvo en días muy calurosos o cuando no haya otra opción de almacenamiento.
Al colocar este tipo de vino en el refrigerador, es importante vigilar el tiempo de reposo para evitar que salga demasiado frío y pierda parte de su expresión aromática. En promedio, se sugieren 30 minutos.

Vino espumoso
En el caso del vino espumoso, la guía de Wine & More indica que su temperatura óptima de servicio va de los 5°C a los 8°C. Para alcanzarla, conviene colocar la botella en la vinoteca o en el refrigerador un par de horas antes de abrirla.
El objetivo de servirlos a esta temperatura es conservar su frescura, mantener una efervescencia equilibrada y resaltar su sabor. Y es que cuando se sirven tibios, la espuma se disipará rápidamente, de manera similar a la de un refresco cuando pierde el gas.
Y también es importante servirlos en copas diseñadas específicamente para espumosos, ya que ayudan a preservar mejor las burbujas y los aromas.

Vino de postre
Servidos comúnmente en la sobremesa, los vinos de postre se distinguen por acompañar sabores dulces debido a su contenido elevado de azúcar residual, misma que proviene de la uva y no posee una graduación alcohólica más alta que los vinos de mesa.
Debido a la variedad dentro de esta categoría, se aconseja utilizar las siguientes temperaturas:
- Vino de hielo (Ice Wine): 10°C
- Oporto Tawny: 12°C a 14°C
- Oporto Vintage y Ruby: 15°C a 18°C
- Jerez (Fino y Manzanilla): 7°C a 9°C
- Pedro Ximénez: 14°C
- Madeira seco y semiseco: 12°C
- Madeira medio-rico y rico: 16°C

Con estas temperaturas, cada vino expresará mejor su dulzor, complejidad aromática y textura.
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