Señor Director:

En relación con el contenido del artículo Bárcena contra Ebrard: en el peor momento, de Ricardo Raphael, publicado el 3 de junio, desmiento categóricamente su contenido relativo a una supuesta lucha de poder entre el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y la suscrita.

Desde que asumí el cargo como embajadora de México en Estados Unidos, he trabajado bajo el liderazgo del canciller Ebrard para defender los intereses de México, en los términos que ha instruido el presidente Andrés Manuel López Obrador. Mantengo una estrecha relación de trabajo con el canciller y apoyo incondicionalmente su labor, ya que nos une una convicción muy fuerte de servir a México en esta etapa de transformaciones, cada quien desde su trinchera.

Más aún, con la actual visita de la delegación mexicana en Washington, D.C., la colaboración entre los equipos del canciller y de la embajada se ha visto consolidada a partir de los lineamientos proporcionados por el secretario Ebrard y los insumos que aporta la embajada con miras a definir la posición de México. Somos una misma fuerza trabajando arduamente para encontrar una solución a las diferencias con este país sobre los aranceles. Los miembros de la delegación y la embajada trabajamos juntos con lealtad y patriotismo para defender a México. México nos necesita a todos unidos.

Mis convicciones sobre la liberta de prensa son absolutas; sin embargo, cuando hay falsedad, me corresponde solicitar una rectificación, pues artículos como este, más allá de dañar mi imagen, empañan la labor diplomática de México.

Martha Bárcena Coqui

Embajadora de México en EU.

Respuesta del columnista

Atiendo con respeto sus argumentos y celebro las declaraciones vertidas en su réplica. Tengo la convicción de que el momento por el que atraviesa la relación bilateral con Estados Unidos requiere de la mayor solidaridad y cohesión dentro del gobierno de la República.

Aplaudo que mantenga “una estrecha relación de trabajo con el canciller y (apoye) incondicionalmente su labor.”

Tengo para mí que esto no ha sido así en el pasado y cuento con un tramo largo de investigación donde distintas fuentes, en Washington y México, han compartido información conmigo sobre un trato hostil de parte suya hacia el canciller.

No me acuse de falsedad, ni me exija revelar esas fuentes porque ello implicaría traicionar la confianza de mis informantes.

Sabe bien que las tensiones comenzaron con la supuesta oficina alterna a la embajada que usted reclamó al presidente López Obrador, continuaron con la filtración que hiciera el columnista Fausto Pretelín sobre la presunta renuncia del secretario, y crecieron durante la anterior visita a Washington del canciller.

Estas historias serían mera anécdota palaciega de no estar enfrentando México una situación muy grave que requiere del máximo profesionalismo por parte del conjunto de la cancillería.

Por este solo motivo me pareció relevante arrojar luz sobre el respeto que merece el mandato recibido por Marcelo Ebrard, de parte del presidente López Obrador. Celebro que su convicción presente esté a la altura de las circunstancias y hagamos lo que, de buena fe, a cada cual le corresponda para trascender ese trance tan delicado.

Ricardo Raphael

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