Una historia de amor entre una europea y un chamán
Una visión cósmica la trajo a tierras extrañas hace 18 años, la eslovena Urska Sefic emprendió un largo viaje en búsqueda de la verdad, la espiritualidad y el ser interno. Donde encontró el amor junto a un chamán Seri, en la nación Comcaác, una comunidad indígena de Hermosillo.
Esta pareja conformada por una europea y un indígena es sólo una muestra del sentimiento universal que es el amor
Debajo de la ramada de su hogar, donde penden esqueletos de animales marinos y aves, cuernos de venado y objetos esotéricos, el matrimonio conformado por Urska Sefic y Francisco Barnett Morales recibió a EL UNIVERSAL para compartir su historia de amor.
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Mientras ven a sus hijos Francisco Anton, de seis años de edad, y Zaah Vincent Barnett Sefic, de cinco años, ríen, se toman de la mano y bromean sobre quien le hizo “chamanería” a quien.
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Úrsula, como le dicen los seris, nació en 1972, en Liubliana, la capital de Eslovenia, país soberano de Europa Central. Estudió licenciatura en diseño industrial y se desempeñó como editora y directora en programas de cadenas de televisoras en Inglaterra y Eslovenia. Habla Esloveno, Croata, Inglés, Italiano, Alemán y Español.
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Estuvo casi un año en una casa abandonada en Bahía de Kino, ahí un día soñó a Francisco Barnett Astorga saliendo de un temazcal y quince días después lo conoció en persona, era el máximo chamán seri, quienes meses después se convertiría en su suegro.
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En su búsqueda interior continuó su viaje por diversos destinos de México, convivió con diversos grupos étnicos quienes le enseñaron a elaborar y vender artesanías, pero se asentó en Sayulita, Nayarit, en la costa del Pacífico, un pequeño paraíso convertido en pueblo mágico.
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Tras cancelar la presentación aun grupo de danza al que pertenecía Úrsula. Acamparon en Bahía de Kino, a 28 kilómetros de Punta Chueca, pero les robaron sus pertenencias. Ahí llegó Francisco Barnett, amante de la bohemiada y les dio posada a todos en su casa. El flechazo fue inmediato.
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Él le pidió que se quedara en Punta Chueca. Ella se fue con la promesa de volver en tres meses y quedarse para siempre, si lograba dejar esa vida de desenfreno: Los dos cumplieron. Regresó y empezaron una vida juntos.