En el país existen numerosas obras públicas mal construidas, inconclusas, inútiles o que no cumplen los objetivos para los que fueron realizadas. Así constata un recorrido de EL UNIVERSAL por toda la república.
Colonias inteligentes despobladas, relojes descompuestos, delfinarios olvidados y paraderos millonarios en poblados donde no hay agua son los ‘sellos’ de las administraciones en el estado del norte
En 2006, durante la administración de Eduardo Bours, las autoridades estatales construyeron en la bahía de Bacochibampo, en Guaymas, un delfinario con el propósito de ofrecer delfinoterapia a niños con problemas motrices y de autismo. Sin embargo, desde hace tres años no cuenta con estos cetáceos.
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El danzante que no baila ni es yaqui
La administración del ex gobernador Guillermo Padrés tardó cuatro años en construir un parador turístico y una plaza que jamás fueron inaugurados.
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El presupuesto inicial de este parador turísitico era de 37.5 millones de pesos, contaría con una espectacular escultura del danzante yaqui, de 32 metros de altura, la más alta de América Latina; todo para enaltecer los valores y la identidad de la etnia y de los sonorenses.
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Otro desatino gubernamental
Más tardó en erigirse que en descomponerse, el “reloj de Gastón”, que construyó el ex alcalde de Hermosillo Gastón González Guerra frente al gimnasio del estado y el bulevar Rodríguez.
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La carretera de la muerte
El 22 de abril de 2014 autoridades federales y estatales dieron a conocer la reconstrucción y modernización de lo que llamaron “el eje vertebral de la entidad”: la autopista que va de Estación Don (en Huatabampo) hasta la fronteriza Nogales.
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Para los expertos, estas construcciones no sólo implican falta de planeación, también evidencian la falta de normas para sancionar a quienes las mandaron levantar.