La imagen de las empalizadas con cabezas de sacrificados que se exhibían en el centro del poder mexica horrorizó a los españoles que arribaron a la Gran Tenochtitlán hace 500 años.
La única información que se tenía sobre esas prácticas es la descrita por los cronistas españoles, pero desde que en 2015 aparecieron en la calle de Guatemala las primeras pistas del "Huei Tzompantli" y una estructura circular asociada, arqueólogos consideran tener en los cráneos recuperados las claves para descifrar este ritual.
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Se han analizado los 179 cráneos que recuperaron en ese predio. Las primeras aproximaciones han permitido ver, por ejemplo, que entre los sacrificados también había mujeres y niños, no sólo hombres guerreros.
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Hasta ahora, dice el antropólogo físico Abel Badillo Guzmán, han trabajado en 98, entre los que se han identificado seis niños, unos 52 hombres y 33 mujeres.
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Para Hernán Cortés y sus hombres era una exhibición de la "barbarie y fue un pretexto ideal para legitimar su conquista. La Conquista fue eso, colapso, destrucción de sus dioses, de sus templos, para edificar una nueva sociedad".