Frescos del siglo IV, tesoros de inestimable valor, recuperaron su color tras una restauración en la Catacumba de Domitila, la más extendida cadena de cementerios subterráneos que datan de la Roma imperial.
Esto fue resultado de dos años de trabajo con sofisticadas técnicas que permitieron recuperar buena parte del aspecto de las decoraciones funerarias.
Redacción Redacción
Unos 12 kilómetros de galerías subterráneas forman la Catacumba de Domitila ubicada sobre la Via Ardeatina, al sur de la Roma actual.
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La Catacumba de Domitila demuestra el paso de las costumbres religiosas paganas, manifestadas en las primeras tumbas, al culto cristiano, expresado en las decoraciones de paredes y sarcófagos.
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Pese a su belleza redescubierta, algunos de estos frescos funerarios todavía no podrán ser admirados por turistas. Lo que si podrán admirar los visitantes es un nuevo museo titulado "El mito, el tiempo, la vida" conformado por trozos de antiguos sarcófagos recuperados.