En la Casa de las Fieras del Palacio de Moctezuma en la antigua Tenochtitlan también había cocodrilos,
de las zonas del Pacífico y el Golfo de México. Foto: Cortesía Proyecto Templo Mayor
Las evidencias de que los cocodrilos fueron importantes en la época prehispánica se encuentran en las esculturas, pinturas y restos óseos que se han localizado en sitios del área maya, como Chichén Itzá, incluso en Teotihuacan. Foto: Cortesía Proyecto Templo Mayor
Redacción
Sin embargo, es en Templo Mayor donde, hasta ahora, se han encontrado la mayor cantidad de ejemplares, que son considerados como los más espectaculares ya que fueron ofrendados con los cráneos completos y sus pieles. Foto:Cortesía Proyecto Templo Mayor
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Un trabajo de investigación en las colecciones óseas del Templo Mayor de la arqueóloga Erika Robles ha permitido identificar 21 cocodrilos, cuyos análisis de antropología física y estudios arqueológicos revelan la importancia que estos reptiles tenían para los mexicas y permiten ver la riqueza y poderío de este imperio al transportarlos desde tierras lejanas, ya sea vivos o preparados en pieles. Foto:Cortesía Proyecto Templo Mayor
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“Podían traerlos vivos, en jaulas; o muertos, ya sea como pieles o cocidos para ser servidos como alimentos”, dice la arqueóloga. Foto:Cortesía Proyecto Templo Mayor
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Se trata de la primera investigación en identificar y estudiar los ejemplares que se encuentran en la colección del Templo Mayor, así como del simbolismo de estos animales, cuyas crestas sobre la piel representaban el relieve geográfico y su hocico, la cueva o la entrada al inframundo. Foto:Cortesía Proyecto Templo Mayor