San Luis Potosí.— “No hay dónde esconderse, uno va caminando y siente lo caliente del piso en los pies, puro aire caliente en la cara, pero hay que salir a trabajar así, no queda de otra”, dice la señora Julia, quien espera el transporte urbano mientras ya ha comenzado a sudar, pese a que apenas son las 08:00 de la mañana y el termómetro no ha llegado a su punto máximo estimado para hoy.
Por las calles del centro histórico se ve que ha disminuido la afluencia de gente. La señora Carmen, quien vende nieves artesanales en la Plaza de Armas, lo atribuye al calor, aunque reconoce que es una buena temporada porque sus ventas se han incrementado.
“Si está muy fuerte la gente no quiere andar en la calle, pero hay que aprovechar estos días que sí se acaba todo, la gente viene y hacen fila aquí y en las aguas, así que aunque haya mucho calor, bendito Dios, hay trabajo”.
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En la zona metropolitana el termómetro ha llegado a máximos históricos con 38.5 grados; la temperatura más alta registrada hasta ahora había sido el 25 de mayo de 2011, cuando se alcanzaron 38.2 grados, de acuerdo con el Observatorio Metereológico Tangamanga.
Sin embargo, las regiones más calurosas se encuentran en municipios de la Huasteca, como Ciudad Valles, con 46 grados; en el altiplano, donde Real de Catorce llegó a los 45 grados, al igual que Rioverde, en la zona media.
En el municipio conurbado de Soledad de Graciano Sánchez se mantienen puntos de hidratación en el jardín principal y en los mercados y calles más transitadas.
Cada día se reparten alrededor de 400 botellas de agua, además hay personal de primeros auxilios para brindar apoyo a personas con posible insolación o golpes de calor.
Ante esta onda de calor, que además ha dejado al descubierto la gravedad por la crisis hídrica y la sequía, las escuelas han comenzado a realizar ajustes. Las clases de educación física son únicamente en zonas techadas para evitar exponer a los menores, y se ha permitido que vistan shorts, playeras ligeras y ropa clara, en lugar del uniforme.
Incluso, la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado (SEGE) ha solicitado a la Secretaría de Educación Pública (SEP) concluir el ciclo escolar unas semanas antes de lo que marca el calendario oficial, pues en escuelas públicas de la huasteca potosina los maestros aseguran que las aulas se han convertido en “ollas con niños hirviendo”.
En otros casos, los padres de familia se han organizado para comprar ventiladores para los salones. “Algunas actividades y clases las estamos haciendo en el exterior, en la sombrita que tengamos, porque los salones son ollas con niños hirviendo. Afuera también está muy caliente, pero en los salones los niños no están aguantando”, narró a El UNIVERSAL Guadalupe Martínez, maestra de segundo de primaria en Ciudad Valles.
En colonias como Los Carmenes, El Consuelo y Del Río, en el municipio de Ciudad Valles, la vida en las calles vuelve al caer el sol, que es cuando las familias comienzan a sacar mecedoras, sillones y hasta colchones para permanecer afuera y tomar un poco de aire.
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Hay quienes, incluso, duermen en terrazas y con puertas abiertas, pues al interior de las pequeñas viviendas el calor es insoportable y los ventiladores son insuficientes, ya que, aunque el termómetro marque 46 grados, la sensación térmica es hasta de cinco grados más, es decir, hasta 50.
“Las paredes, como da el sol todo el día, es como estar en un horno, con el aire se empiezan a regular hasta la madrugada, y quienes tienen sólo abánico no sirve de nada porque es aire muy caliente. Mejor lo apagamos y nos salimos para estar aquí [en la calle] en lo que entra la noche. Está muy húmedo, es sofocante tanto calor”, dice Guadalupe.
Tras el pronóstico de que serán cinco ondas de calor a lo largo del año, las ventas de ventiladores se han incrementado. Comerciantes de la organización Nuestro Centro indicaron que las importadoras han comenzado a agotar los inventarios de los aparatos. Las familias con recursos han comenzado a buscar equipos de aire acondicionado, aunque sea un gran gasto de luz... todo con tal de bajar un poquito el calor que agobia en estos días.