Taxco.— Todo estaba listo para que Taxco recibiera a miles de turistas, tras semanas con casi nada de ocupación hotelera luego de las olas de violencia que azotan al municipio; la Semana Santa era la esperanza, pero no se logró.

Los turistas no llegaron como siempre lo hacen en esta temporada que abarrotan hoteles, restaurantes y calles. La Secretaría de Turismo de Guerrero reportó la ocupación hotelera en día Jueves Santo, cuando se realizan las celebraciones religiosas más importantes, en 33%. El reporte del viernes no lo hizo público la dependencia.

El año pasado, en Jueves Santo, Taxco estaba lleno en su totalidad. Este año no fue así, en la procesión de Los Cristos, la más larga y a la que más feligreses y turistas asisten, lució con poca gente.

Algo así se esperaba, este año la violencia ha azotado sin clemencia a Taxco. En enero, por ejemplo, la ciudad se paralizó, todos los choferes de taxis y combis dejaron de trabajar tras el asesinato de uno de sus compañeros, pero desde antes, los choferes eran acosados, amenazados y extorsionados por la organización criminal La Familia Michoacana.

Luego, a mediados de febrero, un grupo armado atacó al alcalde de Taxco, Mario Figueroa Mundo; salió ileso, pero eso prendió todas la alarmas, al grado de que el gobierno de Estados Unidos ordenó a sus ciudadanos no viajar a Taxco.

Pero la ciudad desde antes ya estaba metida en una crisis; en diciembre, hombres armados se llevaron del basurero municipal a 12 personas, cuatro fueron liberadas y del resto no se sabe. En noviembre privaron de su libertad nueve días a tres reporteros. También fueron liberados.

La ciudad fue sumida en la violencia y el miedo. Nadie quiere decir nada o denunciar porque tienen a los criminales demasiado cerca.

Pese a todo, esperaban que esta Semana Santa fuera buena. La vicepresidenta de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Taxco, Martha Mejía Domínguez, explicó que en diciembre de 2023 Taxco estaba pasando por una de sus mejores temporadas.

Sin embargo, en este 2024 todo cambió. Tras los hechos de violencia el turismo se desplomó. Mejía Domínguez contó que antes de la Semana Santa, en su hotel y muchos más, pasaron casi ocho semanas sin huéspedes, casi al mínimo. “Estuvo difícil, hubo hoteles que sólo abrieron los fines de semana”, dijo.

En su caso y el de varios integrantes de la asociación, muchos hoteleros tuvieron que dar descansos obligatorios y hasta vacaciones.

“Se organizaron los trabajadores para que todos pudieran trabajar por lo menos unos días”, dijo.

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