San Cristóbal de las Casas.— Liliana Guadalupe López, una indígena de San Juan Chamula, luchó contra la discriminación, el racismo y desobedeció a su padre para gestar y parir a Vientre de Luna, un cortometraje que está nominado a la 67 edición de los premios Ariel, que serán entregados en septiembre.

El cortometraje trata sobre las creencias y tradiciones de las mujeres indígenas de sobre el embarazo y parto.

A sus 14 años, cuando cursaba la secundaria, Liliana Kan —nombre artístico—, de 32 años, se dio cuenta que le atraía la cultura y el dibujo, pero fue en la preparatoria durante una clase de filosofía que proyectaron las películas Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo, y Ni uno menos, de Zhang Yimou, que supo que su pasión sería producir cine.

El primer obstáculo que enfrentó fue la negativa de su padre para que saliera de su comunidad Tres Cruces, ubicada unos 12 kilómetros de esta ciudad colonial, para estudiar la universidad en la capital chiapaneca.

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“Recuerdo que le dije a mi papá que quería irme a estudiar a Tuxtla y me respondió que ya no iba a estudiar, que por ser la mayor tenía que quedarme a ayudar a mi mamá a cuidar a mis hermanitos; fue muy difícil para mí aceptar eso. Me rebelé y le dije a mi papá que yo quería estudiar.

“No sabía cómo reaccionar en ese momento porque con 17 años no sabes qué es la vida, ni cómo va a ser, apenas me estaba abriendo camino, pero sabía que más allá de quedarme, había un panorama más grande que explorar”, comentó.

Con el apoyo de su mamá y la negativa de su padre, la joven tzotzil, que también le costaba entender y hablar el castellano, logró hacerse de una beca por tres años para ser maestra comunitaria del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), con lo cual pudo sostener la carrera de artes visuales en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) por año y medio, pero la suspendió por falta de recursos y regresó a su comunidad.

“No me di por vencida, seguí buscando talleres y espacios de formación”, aseveró.

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Recordó que fue su compañero de vida, Julián Hernández Zanate, un indígena también tzotzil del municipio de Zinacantán, que la animó a estudiar la carrera de Comunicación en la Universidad Intercultural de Chiapas (Unich) de esta ciudad, luego de contarle su inquietud de producir cine.

Hernández Zanate, quien estudiaba música en esa época y que actualmente es integrante de una banda de rock en tzotzil llamada Lumaltok, le informó que en esa carrera podría aprender a usar la cámara en el taller de fotografía y le podría servir para producir sus películas.

Fue en 2014, mientras cursaba la carrera de Comunicación, que un amigo de su comunidad le informó que el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) estaría en San Cristóbal de las Casas buscando alumnos de comunidades indígenas para ser parte de esos talleres.

“Yo no sabía hacer películas, en ese momento estaba aprendiendo a encender y apagar la cámara, así como hacer unos encuadres, pero mi amigo Roni me dijo ‘ve y postúlate, igual y puedes quedar’”, abundó Liliana.

Liliana dice que actualmente está tomando un diplomado de cine para seguirse preparando. Foto: María de Jesús Peters / EL UNIVERSAL
Liliana dice que actualmente está tomando un diplomado de cine para seguirse preparando. Foto: María de Jesús Peters / EL UNIVERSAL

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“Ya no lo pensé, llegué, postulé y me quedé; a partir de ahí nace mi primer cortometraje Creadora de camino, de 15 minutos, que narra la vida de mi bisabuela Dominga, una mujer de casi 100 años de edad, que es una de las últimas rezadoras de las almas de San Juan Chamula”, contó.

Dos semanas intensivas de taller con maestros del cine mexicano como Ernesto Pardo en la fotografía, Gabriel Hernández, Lupita Miranda, entre otros, bastó para empezar a gestar Vientre de Luna.

Nace cortometraje

La mujer tzotzil confesó que temía al embarazo, debido a que fue testigo del sufrimiento de su madre cuando dio a luz a dos de sus hermanas que nacieron en casa.

“El tema de la maternidad me llamaba mucho la atención, pero también la cuestionaba, siempre le dije a mi mamá que yo no iba a ser mamá”, aseguró.

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Sin embargo, Liliana dijo que el amor la hizo cambiar de opinión. En 2017, cuando cursaba el último semestre de la carrera empezó a idear Vientre de Luna, el cual surgió de las historias que su madre le contaba sobre usos y costumbres de la maternidad en las comunidades indígenas y la hora de dar a luz.

“Mi mamá me contó que hay un rezo tradicional que se está perdiendo, que se ofrenda a la madre y al bebé antes del nacimiento. La curandera ofrenda tus velas, flores y rezos, procurando la vida del que viene en camino y va a nacer, así como la de la mujer”.

El cortometraje Vientre de Luna es una recopilación de testimonios de mujeres, la mayoría familiares que tuvieron la experiencia de la maternidad, incluyéndose ella misma. Así como rituales, reflexiones y duelos que vivió su madre con el fallecimiento de su primer hijo.

“Cuando nace mi hijo, me doy cuenta de que la maternidad es un tema muy complejo que no se habla dentro de las comunidades, entonces se tiene que contar; que no se vuelva solo un mito o que no se siga romantizando el miedo”, señaló.

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Dos años tuvieron que suspender la edición debido a la pandemia de Covid-19. Hernández Zanate se encargó del sonido y la música; mientras que Liliana en la producción, dirección, guion y fotografía; pero en la edición pidió el apoyo de la compañía productora Terra Nostra Films y gracias a dos becas a finales de 2023 nace Vientre de Luna.

Su primera presentación fue en 2024 en el Festival Internacional de Cine Guadalajara, luego siguió Monterrey, Morelia, Colima, Pantalla de Cristal, dos muestras de cinema libre y sale de México al Festival Latino Films de San Diego, California y luego a otros países.

Nominación al Ariel

Para Liliana no fue sorpresa la nominación de su cortometraje al Ariel el pasado 2 de julio, pero sí que llegara en su segunda película.

“No es que no lo esperara, si me visualizaba en los Arieles después de cinco o 10 películas, no en la segunda”, dijo emocionada.

Ahora, la cineasta está escribiendo su siguiente guion, un largometraje que aborda el tema de la migración. Foto: María de Jesús Peters / EL UNIVERSAL
Ahora, la cineasta está escribiendo su siguiente guion, un largometraje que aborda el tema de la migración. Foto: María de Jesús Peters / EL UNIVERSAL

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La mujer tzotzil recordó que no fue nada fácil llegar hasta donde está ahora, ya que no sólo desobedeció a su padre, sino que también enfrentó discriminación y racismo por su condición indígena y el no hablar ni entender el castellano.

“Si no me hubiera revelado, no sé qué estuviera haciendo, pero le agradezco a mi padre que me haya retado, me sacó esa rebeldía y ahora le da mucho orgullo saber que su hija tzotzil está en una de las nominaciones de la máxima academia en México”, expresó con orgullo.

Liliana aseguró que se sigue preparando, está leyendo para tener un buen lenguaje, y actualmente está tomando un diplomado de cine.

También brinda talleres de fotografía a chicas tzotziles de su comunidad Tres Cruces, de San Juan Chamula; quienes le expresan que un día quieren ser como ella.

Ahora, Liliana está escribiendo su siguiente guion, un largometraje que aborda el tema de la migración, de las ausencias, lo que pasa con los que se quedan en la comunidad.

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